El Covid-19 trajo retos de salud y economía para las empresas familiares cuyo crecimiento está en juego en medio de una crisis económica.
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Para el experto en este tema, el Dr. en Economía Juan Manuel San Martín Reyna, las empresas familiares son un legado que se está heredando, y es la razón por la que se constituyen para que se quede dentro de la familia.
Advirtió que la mortandad de las microempresas es del 82.3% antes de los 2 años en condiciones normales, pero si se le agrega que en estos tiempos de pandemia no se están generando nuevas empresas, esa tasa será mayor al finalizar el año.
Destacó que hay microempresas que pasan hasta 20 años siendo pequeñas y nunca se preocupan por profesionalizarse para dar el salto.
“Muchas veces se enredan en la parte operativa, los dueños se ocupan de operarlo, pero a veces no identifican temas de rentabilidad, hasta dónde un negocio tiene que crecer y generar más ventas, pero no necesariamente más ventas generan patrimonio”.
San Martín Reyna consideró que a veces los dueños son el principal factor de que no crezca un negocio, porque el delegar no se les da, y la vida no les da para cubrirlo todo, ellos mismos se vuelven el techo de cristal del negocio que no lo dejan crecer.
“De nada sirve que vendas mucho si tus márgenes de utilidad son bajos, pero como ellos no se preocupan por estos temas, sino que la operación se los termina comiendo, creen que el vender más es siempre lo mejor, a veces vender más sale muy caro y no lo pueden hacer por esta falta de profesionalización de los negocios”.
Para que la empresa familiar pueda crecer necesita una planeación financiera y entrar a la digitalización del negocio, afirmó.
“El futuro ya los alcanzó, si no estás dentro de la digitalización estás fuera del negocio, y las primeras que salen del mercado son las microempresas y las pequeñas empresas, por ejemplo las fondas o talleres mecánicos, sino se suben a la internet ofreciendo sus servicios y dándose a conocer los terminará comiendo el tema del Covid-19 desafortunadamente”.
Advirtió que para que haya un crecimiento primero deben pasar a la profesionalización y luego la industrialización.
“La mayoría se queda entre el crecimiento y no terminan de profesionalizarse y en la sucesión los dueños suelen alargarla porque no quieren perder el control, se trata de pasar a una nueva posición de la empresa que es mucho más estratégica y menos operativa”.
Existen hoy en día directores generales de 80 años en la empresa, y no hay forma de que crezca una compañía, tal vez se mantendrá pero no crecerá.
La profesionalización de un negocio es la diferencia entre una empresa familiar y una empresa grande, los problemas de una empresa familiar es que se acostumbran a sobrevivir, como el negocio deja dinero, pero solo subsisten y no se dan cuenta de que al no haber crecimiento están perdiendo, aseguró.
“Cuando hay pérdidas es cuando el agua la tienen hasta el cuello, es poco probable que los saquen de eso, yo recomiendo que empiecen a llevar las cuentas claras cada mes, es como un presupuesto familiar, ver cuánto vendes, cuánto te cuesta la operación y cuánto gastas, pero si no hay una planeación financiera adecuada de nada servirá que consigan nuevos clientes”, anotó.