En el rostro de doña Enedina Aguilar Espinoza se aprecian las huellas que la vida y el tiempo dejaron en ella, con una noble sonrisa y una voz alegre recuerda sus inicios como voceadora de EL SOL DE TAMPICO en febrero de 1970.
Con más de 50 años en este noble oficio, la madre de familia recuerda cómo en aquel entonces el periódico tenía un costo de 25 centavos, con el paso del tiempo pudo ver cómo poco a poco evolucionó, así como ella, hasta convertirse en lo que es hoy.
“Cuando yo comencé a vender periódico me daba vergüenza porque me conocía la gente, a mi esposo lo trajeron de México a trabajar aquí y bendito Dios que EL SOL y yo nos hemos seguido apoyando, porque él me apoyó en los tiempos difíciles y ahí me quedé, vi pasar tantas cosas y aquí seguimos”, expresa con una gran sonrisa la voceadora de 85 años.
EJEMPLO DE LEALTAD
Para Enedina el trabajo de llevar hasta los hogares la información se convirtió en un estilo de vida, la oportunidad de proveer a sus hijos de un sustento y también de conocer a importantes figuras como don Rubén Díaz de la Garza, exdirector de EL SOL DE TAMPICO.
“Yo soy leal a la empresa, tanto que como yo me dediqué cien por ciento, y eso lo vio don Rubén, él me ayudó para poner a uno de mis hijos en el Tec y así salir adelante”, recuerda con gran nostalgia la época en que sus hijos iniciaron su carrera profesional y contó con el respaldo de la casa editora.
La emprendedora acompañada de su hija Martina Josefina Rendón detalla que hoy en día continúa con la labor y asegura que lo seguirá haciendo con el apoyo de sus hijas.
LOS LOGROS MÁS GRANDES POR SER VOCEADORA
El paso del tiempo y su dedicación permitieron a Enedina Aguilar lograr la construcción de un hogar para sus hijos, además de proveerles de estudio y así crear hombres y mujeres de bien, mismos que hoy son fruto de su dedicación al oficio.
“La venta de periódico me dejó crear la casa de mis hijos, ya no me querían con mis hijos porque eran varios y los dueños de aquellos tiempos no nos querían rentar, ahorita ya tengo una casa”.
Enedina aseguró que ella continuará con la labor “mientras Dios le preste vida”, pues ha sido su trabajo a lo largo de 50 años. “Yo siento gratitud porque nos tomamos de la mano, cuando necesitaba de EL SOL ahí estaba y he conocido tantas personas que se portan perfectamente bien”, finalizó.