En busca del gran Sueño Americano

Frontera de México convertida en sitio de refugiados; centenas de personas esperan asilo y visa humanitaria de Estados Unidos

Antonio Sosa

  · jueves 11 de julio de 2019

Nuevo Laredo, Tamaulipas.- Por motivos políticos, de pobreza o inseguridad decenas de personas han huido de sus países rumbo a Estados Unidos, asentándose en la frontera de México, donde esperan asilo o una visa humanitaria del gobierno de Donald Trump.

Concretamente en Nuevo Laredo, Tamaulipas, hay originarios de Centroamérica, Sudamérica, el Caribe, Europa e incluso África, quienes tienen la mirada puesta en la Unión Americana pero se han topado con el reforzamiento y recrudecimiento de las leyes migratorias.

Hoy caminan libres por tierra tamaulipeca, durmiendo en sitios habilitados como albergues temporales atendidos por iglesias, organizaciones civiles y por la autoridad local, en improvisados tejabanes comparados con sitios de refugio en zonas de guerra.

ANTES DE REGRESAR A CUBA MUEREN EN MÉXICO

Lino y Lester Medina salieron de la provincia de Villa Clara, en Cuba, hace más de medio año y aseguran que no regresarán a la isla caribeña más que muertos, al no estar dispuestos a volver a vivir la represión del gobierno en funciones.

Desde hace tres meses se encuentran en Nuevo Laredo en espera de la respuesta a la solicitud de asilo presentada a la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés), pero hasta el momento no hay respuesta.

Viven hacinados en el albergue para indigentes del Gobierno municipal de Nuevo Laredo que ha tenido que ser transformado en un refugio de migrantes, donde de los 184 que ahí conviven diariamente 70% son cubanos.

Matan el tiempo escuchando “My baby shot me down”, tema interpretado por Nancy Sinatra y usado para la serie “Bonnie & Clyde”. Discuten el acomodo de las fichas que integran el dominó cubano de 22 mulas.

Así han pasado los últimos tres meses y su esperanza está en que por lo menos en 20 a 25 días se resuelva su petición de asilo, pero nada es una certeza, la CBP no ha dicho nada, permaneciendo del lado mexicano, a unos pasos del río Bravo a donde llegaron con amparo federal y otros con salvoconducto.

Apenas se les cuestiona sobre la posibilidad de regresar a Cuba y la respuesta es al unísono: “no”

Precisan que “por parte de nosotros, primero muertos que ir a la isla”, dice Lino quien apunta que “para Cuba vamos muertos”.

Su madre permanece allá, resignada a no volver a ver a sus hijos “porque a Cuba vivos no vamos, mi mamá nos prefiere muertos”.

Abiertamente contrarios al régimen castrista, representado hoy por el presidente Miguel Díaz-Canel e impuesto por el Partido Comunista de Cuba, los forasteros anhelan respuesta del Gobierno norteamericano.

Respecto a los que se han pronunciado por la repatriación de los extranjeros a sus países aseguran que necesitarían vivir en Cuba para jamás arremeter contra los propios cubanos ,“es un régimen castrista que tenemos encima, ni pasando 60 años más se va a quitar eso, a no ser que el pueblo vire completo y eso nunca va a suceder, porque al que se vire en este momento en Cuba lo matan”.

Desde tierra tamaulipeca Lino asegura, “hemos hablado mal de la revolución -cubana- porque estamos en contra de todo eso, de ese sistema socialista, estamos en contra y en realidad viramos para Cuba y la madre de nosotros no nos vuelve a ver más nunca. Mejor nos morimos aquí”. En Nuevo Laredo han encontrado apoyo humanitario “nos ha tratado chido, sabroso, igual que a todos los cubanos, africanos, nos ha dado la buena bienvenida.

“De Nuevo Laredo no tenemos queja, nos ha apoyado bastante, nos ha traído ayuda, al contrario estamos agradecidísimos”, apunta Lester.

En el mismo campamento está Lizbeth García, también cubana, quien asegura estar huyendo de su país ya que “por lo menos yo no estoy de acuerdo con el régimen que hay allá”, postura que impera en todo el sitio. En fila de espera de respuesta aparece también Roxana Tejeda, quien por el anuncio de acuerdos migratorios entre México y Estados Unidos teme que la situación se complique -aún más- y los albergues de migrantes ya llenos sean insuficientes, empero “sigue la intención de estar acá”.

Pero la mayor afectación a este grupo no vino de la politica migratoria de Donald Trump, sino de Barack Obama, cuando en enero del año 2017 echó abajo la “Wet feet, dry feet policy” -Politica pies secos, pies mojados- la cual consistía en permitir el ingreso de inmigrantes provenientes de la isla solo si han pisado la costa estadounidense. En los albergues de migrantes se respira una mezcla de esperanza y desesperación, unión de anhelos frenados y ganas inmensas de salir adelante, de despertar el día siguiente y encontrar que la realidad es distinta.

Los tonos de tez se unen, mientras que las lenguas han conformado un solo idioma que clama humanidad, mientras del otro lado los norteamericanos que gobiernan tienen en sus manos los sueños y las vidas de estos refugiados que huyeron de su patria.