Recorrer los pasillos y sótanos de la casona ubicada en la calle Sor Juana Inés de la Cruz es hacer un viaje al pasado.
“Fue edificada en 1856 por el expresidente de México, Manuel González Flores, y lo primero que se construyó fueron los medio sótanos que en aquella época eran utilizados como bodegas de grano. A principios de 1900 la heredó su hijo, hacia 1914 fue asediada por los revolucionarios y después de los ciclones del 33 mi abuelo la compró”, explica Carmen Sofía Gándara González, directora de Casa Gándara.
REAPERTURA AL PÚBLICO
El tiempo ha dejado huella en sus puertas, cristales y paredes. Sin embargo, sus cimientos siguen firmes.
En entrevista para El Sol de Tampico, recuerda que dejó de estar habitada en 2004 y casi 8 años después, en octubre del 2012, el grupo Tampico Hermoso se interesó en realizar una sesión fotográfica al interior del inmueble, “a cambio ellos me ayudarían a limpiarla. Para ese entonces yo había dejado de visitarla por la inseguridad del 2010 y ya se había convertido en una jungla”, detalla mientras señala algunas de las plantas que continúan creciendo sobre los muros.
“Inició el proyecto pensando en hacer una exposición de fotografía, abrimos dos salas por 15 días, el Dr. Celso Ponce y el cronista Marco Flores Torres se sumaron a la causa trayendo aparatos médicos antiguos y cámaras fotográficas para mostrarlas dentro de la exhibición; de eso ya han pasado seis años”, comenta Carmen Gándara, indicando que decidieron mantener las puertas abiertas a la comunidad ante la necesidad de un lugar donde los creativos que aún no son conocidos puedan mostrar su quehacer artístico y cultural en Tampico.
En este sentido, remarca que conservar esta pieza arquitectónica es el granito de arena que ella y sus hermanos quieren dejar a Tampico, sitio al que aprendieron a amar y valorar.
UN ALTO PRECIO
Con relación a los proyectos que han tenido dentro del recinto habilitado como museo, indica que algunos han sido buenos y otros no tanto, pero han sido una forma de generar ingresos para el mantenimiento del mismo.
“Tenemos un promedio de 30 personas que entran al mes y son 20 pesos por cada una, con eso tenemos que pagar agua, luz, teléfono, limpieza y administración. Generalmente no nos alcanza y termino poniendo de mi bolsa. No buscamos un negocio, queremos que la casa sea autosostenible e iniciativas como ‘La Casa del Terror’ nos han ayudado, pero no ha sido suficiente”, comenta tras enumerar algunas de las áreas que urge rehabilitar.
Por lo anterior, subraya que están trabajando con GADA, un grupo de arquitectos que se dedica a la restauración y puesta en valor de edificios antiguos entre otras cosas, pero el proyecto en papel tiene un costo de casi 2 millones de pesos, “y todavía no hablamos de la pintura, la fachada, impermeabilización, losa y carpintería, porque al ser un inmueble protegido por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) existen muchas condiciones y especificaciones”.
LO QUE VIENE
Durante la conversación, Carmen manifiesta que están esperando que la Secretaría de Hacienda logre reconocerlos como un donatario autorizado, es decir, como una asociación civil capaz de recibir donativos. Indica que dicho trámite se había detenido por diversas causas, pero confían en tener buenas noticias en pró-ximas fechas.
EN HONOR A MARCO FLORES
El fallecimiento del cronista vitalicio de Tampico, Marco Antonio Flores Torres, cimbró a la sociedad tampiqueña y también fue un golpe muy duro para Casa Gándara, ya que él era un colaborador entregado y gustaba de recibir a las personas en la que era conocida como “su oficina”, por lo que planean un homenaje en agradecimiento al destacado historiador.
“Para nosotros fue una pérdida enorme, entonces queremos que una de las salas lleve su nombre, estamos empezando a trabajar en eso como un pequeño homenaje para él; es por el gran agradecimiento que existe y por su esfuerzo, es una de las primeras cosas que se van a hacer”, dice, añadiendo que sería el salón donde permanecen sus cámaras el que posiblemente lleve su nombre.
CONFORMACIÓN DE UN PATRONATO
Otra de las acciones que a futuro se planean es la formación de un patronato que ayude en la recaudación de fondos, la misión es que la restauración sea una realidad, porque la casa presenta graves daños. “Necesito el apoyo de los tampiqueños con convocatoria y contactos, yo no quiero esta casa para mí, no viviré en Tampico nunca, pero si puedo hacerlo en vida, en vida se la dejo al municipio. No quiero verla como otra construcción histórica más en el abandono: clausurada porque no se vende y sin compradores porque es propiedad del INAH”, concluye la entrevista, remarcando que su máximo anhelo es que sea una joya arquitectónica que brille y destaque como atractivo del puerto, que sea un lugar más para visitar y que forme parte del patrimonio de la ciudad.