Derivado a la emergencia sanitaria nacional declarada en México ante el acelerado incremento de casos confirmados de COVID-19, el Aeropuerto Internacional de Tampico “General Francisco Javier Mina”, ha sufrido de un 95% en la ausencia de pasajeros.
Siendo quizás este sábado 4 de abril, el día más triste para esta base aérea desde el mes y medio cuando se generó la pandemia en el país, al tener programado tan solo un vuelo, cuando de manera ordinaria superaba las 15 operaciones diarias con 5 aerolíneas en el interior del mismo.
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El vuelo, único, que se tuvo en pleno sábado cuando generalmente el aeropuerto luce abarrotado, siendo tanta su demanda los fines de semana que se trabaja en la ampliación de sus instalaciones, fue de la empresa Aeroméxico con despegue a las 10:54 horas hacia Ciudad de México y aterrizaje de Ciudad de México a Tampico a las 10:17 horas.
Este hecho jamás vivido, obedece a las medidas de cancelación de viajes que han establecido durante el mes de abril las aerolíneas Interjet y United, la primera con destino a Ciudad de México y la segunda con salidas a Houston, Estados Unidos, ambas, no operan de manera provisional desde el día 1 de abril y hasta el 30 del mismo, tampoco sus empleados se presentan a trabajar.
Por su parte Tar ha cancelado todo vuelo programado del 30 de marzo al 13 de abril, Viva Aerobus modifica sus horarios y vuelos, basados en la demanda del día, para este mismo sábado operaría uno matutino con destino a Monterrey, Nuevo León, sin embargo fue cancelado a último minuto, simplemente no hay viajeros.
Aunque Aeroméxico sigue siendo fiel a sus usuarios, esta empresa también ha cancelado el resto de sus diez vuelos que diariamente ejecutaba en esta base aérea, siendo el ya mencionado el único que dejó de lunes a sábado, durante este mes de abril, sin embargo, el número de pasajeros que lo abordan es menor al 50% de la capacidad del avión.
El día más triste, se hace más evidente con el cierre de los negocios, que ha sido paulatino, pero notorio, la soledad de los restaurantes, las luces que se mantienen apagadas y las escaleras eléctricas que ni siquiera se prenden, porque no hay quien las use, el rostro de confusión de los empleados quienes desde las cinco de la mañana llegan a lo que es su hogar, solo que este luce ‘diferente’, luce triste.
Las cancelaciones de vuelos comenzaron desde el mes de febrero, se endureció en la primera parte de marzo al alcanzar el 70% y alcanzó su punto de crisis al cierre de dicho mes, por lo que en abril, las cinco aerolíneas hicieron cambios radicales en sus operaciones, son las consecuencias de un solo enemigo llamado: COVID-19.
Que ha hecho que los viajeros lleguen con miedo, reflejado en sus rostros, usan guantes, cubrebocas, evitan tocar cosas, miran de un lado a otro, solos, en un gran aeropuerto que guarda un silencio aterrador y al que ingresan con la incertidumbre de saber si el vuelo adquirido despegará o no, y solo lo hacen por la necesidad de trabajar o de regresar a ese dulce hogar en donde se sentirán protegidos, del enemigo que hoy mantiene al mundo en distanciamiento social.