Une familias, vecinos y evoca recuerdos de infancia.
Todo está listo para que este año de nueva cuenta se lleve a cabo el tradicional concurso del “palo ensebado”, el cual por más de medio siglo ha formado parte de las fiestas de Navidad y Año Nuevo en la colonia Tinaco de Ciudad Madero.
Es un verdadero suceso muy esperado en este barrio fundador de la llamada urbe petrolera, ya que además de fomentar la unión familiar hace que las costumbres no se extingan con el paso del tiempo.
Roberto Carlos Zárate López, presidente de la colonia Tinaco, aseguró a El Sol de Tampico que “se ha desarrollado por más de cincuenta años durante la tarde del 24 y 31 de diciembre”.
Consiste en colocar un mástil de aproximadamente seis metros de altura, justo a un costado de la vía del tren, a la altura de la calle Callejón Tinaco, el cual se llena con grasa.
Los equipos, formados por residentes de esta zona y otros que vienen a visitar a familiares en esta época, se van turnando para tratar de subir hasta la parte más alta del palo donde está la recompensa.
Entre aplausos y porras los esfuerzos de los competidores son vigilados por un juez de la justa, que evita se cometa trampa o “chapuza”.
Durante diciembre del 2017 participaron doce equipos, “ahorita van tres registrados, pero normalmente se inscriben el mismo día de la competencia”, dijo el entrevistado.
El tradicional barrio de la Tinaco, situado en la margen del río Pánuco, es habitado por un gran número de ferrocarrileros y sus familias, quienes en esta época reciben la visita de parientes de diversos estados de la República, pero sobre todo de Estados Unidos, quienes se suman a esta actividad que les evoca sus juegos de niñez.
La fiesta en la Tinaco empieza desde el 12 de diciembre con el Día de la Virgen, el 16 de diciembre arrancan las posadas de manera tradicional; para 24 y 31 de diciembre cerrar con la competencia del “palo encebado”.
“Este sábado 22 de diciembre a las 19:00 horas tendremos la posada de acercamiento con los vecinos, la cual se realiza con muchos apoyos de la gente que manda desde allá -Estados Unidos- para la convivencia en la colonia”, dijo Zárate.
El juego del “palo encebado” tiene sus orígenes en Indonesia, China y España, pero en esta zona del noreste mexicano se imprime un peculiar modo festivo.
Los premios a quien llegue a la cima van desde dinero en efectivo, bebidas, despensas, balones y cohetes, pero sin duda la convivencia con los suyos y mantener esta tradición es la mayor recompensa para quienes residen en este sector maderense, constantemente cimbrado por el ensordecedor sonido de la locomotora.