El ferrocarril no solo representó la llegada de la más avanzada tecnología a la región, sino también la oportunidad para que muchos sueños se realizaran y que todo terminara por transformarse, pues para su construcción miles de obreros traídos de tierras lejanas impusieron su sello en la babel mexicana, en la que se convirtió Tampico.
TAMPICO ESTUVO ENTRE LOS PRIMEROS PROYECTOS DEL FERROCARRIL
Ya en abril de 1855, apenas 32 años de haberse fundado el nuevo puerto, el gobierno de Antonio López de Santa Anna dio su autorización a la empresa constructora de los hermanos Miguel y Leandro Mosso, para el trazo de una línea de ferrocarril entre la Ciudad de México y Tampico, esto a la par de la construcción que ya hacía esta misma compañía del tren que iría de la capital del país al puerto de Veracruz.
Por diversas dificultades económicas, los hermanos Mosso tuvieron que ceder la concesión del ferrocarril a Veracruz a la empresa de Manuel y Antonio Escandón y Garmendia, suspendiendo el proyecto que se había planeado para Tampico, quedando suspendido hasta el 14 de febrero de 1878, cuando se otorga una concesión para que de San Luis se construya la vía al puerto.
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La estación Tampico se edificó sobre la línea Chicalote-Tampico y la barra del antiguo Ferrocarril Central Mexicano por medio de la concesión número 17, solo después de las otorgadas a las distintas localidades que rodeaban a la antigua ciudad de México y las que corrían hacia el norte del país.
LA PRIMERA ESTACIÓN SE DESTRUYÓ CON LOS CICLONES
Esta línea fue inaugurada diez años después, el 15 de abril de 1890 en San Luis Potosí y el 17 de abril llegó el primer convoy a Tampico, con funcionarios federales de primer orden y de los estados que enlazó la máquina del tren, siendo recibidos en el puerto con una gran fiesta, que duró todo el día, pues por fin el puerto tenía una comunicación segura hacia el centro de México.
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La primera estación del tren estuvo situada casi a la entrada del muelle de Tampico, fue de madera, la cual fue destruida por el ciclón de 1933, señala el investigadoer Josué Picazo, quien menciona que la segunda estación histórica fue proyectada por el arquitecto Carlos Greenham en 1934.
Arquitecto húngaro que emigró a México por los proyectos ferroviarios que se desarrollaban a principios de 1900, a él se debe también la construcción en 1936 del Hospital de Trabajadores Ferroviarios en la Ciudad de México, nosocomio que fue el más moderno de América Latina en ese momento.
EL FERROCARRIL CAMBIÓ PARA SIEMPRE LA VIDA DEL PUERTO
El tren a Tampico significó la transformación de toda esta parte y otras de la república, pues facilitó la llegada de mercancías y de personas que dieron el empuje para la modernización que se tuvo y fue una aporte importante en la instalación de los pozos petroleros que convirtieron a la ciudad en una de las más importantes del mundo.
Los viajes en tren se volvieron cotidianos y llenos de historias, desde las familias que emigraron para llegar a la ciudad a cumplir un sueño de progreso, hasta quienes encontraron una nueva forma de trabajo entre los andenes y las estaciones del ferrocarril que se fueron creando en cada pueblo cercano.
Los corredores de la vieja estación del tren, que cumple 88 años de haberse edificado, han sido testigo de esperanzas, anhelos, tristezas y alegrías, en ella muchas historias se entretejieron entre las prisas y silbatos de los trenes de pasajeros que corrieron en Tampico, quedando ahora en la nostalgia y el recuerdo de quienes vivieron esa gloriosa época del ferrocarril a Tampico.
