El intento de atraque del buque griego "Mary Nour" al puerto de Tampico, cargado con 26 mil 200 toneladas de cemento gris procedente de Rusia para abastecer una parte de la demanda nacional parecía ser la punta de lanza para abrir el mercado mexicano al mundo y abaratar los costos.
Su arribo quedó registrado el viernes 16 de julio del 2004, pero la Administración Portuaria Integral (API) de Tampico le negó un tramo e infructuosamente permaneció anclado 11 meses sobre las olas del mar tamaulipeco sin bajar un solo saco de concreto.
En aquel verano de hace 15 años los dueños de la embarcación fueron acusados de contrabando, por lo que debieron pagar una multa de 29 millones de pesos para ser liberado.
El boicot fue promovido por los cuatro gigantes del cemento en México liderados por Cementos de México (Cemex) y cobijados con la corrupción gubernamental, según rememora con tristeza el Ing. José Benito Torres Ramírez, expresidente de la CMIC.
La polémica historia quedó documentada en páginas de El Sol de Tampico y en su edición del 17 de julio del 2004 dio cuenta que el buque factoría, con 37 tripulantes, en su mayoría de origen filipino, permanecerían en la "sala de fondeo".
Se mantuvo a tres millas náuticas de la desembocadura del río Pánuco, porque el Juzgado Noveno de Distrito había otorgado una suspensión definitiva a solicitud de Cemex, señalaba en ese entonces el director de puerto Rafael Messeguer Lima.
El funcionario daba a conocer que se trataba del primer cargamento de cemento de importación, lo que normalmente no ocurría en México, pues los puertos solo hacían cabotaje y movimientos de exportación.
La decisión fue noticia nacional y causó revuelo entre organizaciones empresariales, que pedían liberar el mercante y permitir la descarga del cemento, por sus beneficios al sector de la construcción por el abaratamiento del material.
En tanto en la zona esta Casa Editora informaba que grupos ecologistas, vecinos y hasta pescadores hacían plantones para que se ordenara el retiro de la embarcación por considerar su carga peligrosa para la salud.
El constructor tampiqueño recuerda que el buque silo, a cargo de un grupo de empresarios buscaban obtener el producto a precios más bajos que los del mercado nacional que a la fecha sigue controlado por Cemex, Apasco, Cruz Azul y Moctezuma.
El monopolio de este mercado hace que el cemento en México sea distribuido 50% más caro que en otros países, como Estados Unidos o Guatemala.
Propiedad de Sekur Holding Ing., con sede en Grecia, la embarcación con bandera panameña, había llegado de Pireo en ese país a nuestras costas y en este puerto estaba representado por la agencia naviera "Garza Flores".
Uno de los dueños de la carga, Luis Bonales Suárez, socio de la empresa “Comercio para el Desarrollo Mexicano y Maquinaria” había declarado daños económicos por 10 millones de dólares, además de pagar una multa de 29 millones de pesos.
A quince años de este acontecimiento, que siguió paso a paso El Sol de Tampico, informando a sus lectores de la región, no hay grandes cambios en el mercado cementero mexicano, expresó el también secretario técnico del Consejo para el Desarrollo Económico y la Competitividad de Tamaulipas.
El cemento se sigue pagando con elevados costos y cada año encarece 20%, con un impacto muy negativo en la calidad de la vida de las familias.
La llegada del Mary Nour a Tampico y su fracaso de importar concreto es histórico, pero también mantienen abierta la puerta para que el gobierno federal a través de la Secretaría de Economía y la Comisión Federal de Competencia libere al mercado nacional de monopolios y permita la competencia internacional, a fin de abaratar los materiales para la construcción y facilitar los planes nacional de infraestructura del actual gobierno, puntualiza Benito Torres.