/ martes 17 de octubre de 2017

Dr. Tomás Gerardo Rodríguez Salazar y su compromiso de cuidar la salud de la gente

Pasar varios años acompañando a su padre mientras cumplía consu trabajo visitando unidades médicas en apartados pueblos yciudades medianas de cinco estados del norte del país, hizo queTomás Gerardo Rodríguez Salazar fuera viendo como algo muynatural el ejercicio de la medicina.

Por eso, cuando al terminar su preparatoria decidió que queríaestudiar para ser médico, no se le complicó tanto el inicio de supreparación como la adaptación al nuevo entorno.

Muy joven, sin familia ni conocidos, el Dr. Tomás Gerardollegó a Tampico para inscribirse en la Facultad de Medicina de laUniversidad Autónoma de Tamaulipas (UAT), pues en Ciudad Victoria-donde vivía con sus padres y hermanos-, no existía una escuelaque le permitiera cumplir su sueño.

Era principios de la década de los 70 y en Tampico, como en elresto del país, prevalecía una política en la que los jóvenesrecibían oportunidades para insertarse en la vida estudiantil yproductiva con mayor facilidad.

Tomás Gerardo comenzó a estudiar y aunque fue difícil tomarun nuevo ritmo de vida, tenía clara la idea de lo que quería ser.Como muchos estudiantes foráneos que estaban lejos de susfamilias, tuvo que enfrentar momentos complicados, pero al finallogró lo que quería: ser médico general.

Egresado en 1977, recién acaba de celebrar el 40 aniversario dela culminación de su carrera junto con varios de susexcompañeros, quienes aún están activos y vigentes.

El Dr. Tomás Gerardo recuerda que, cuando niño, le llamaba laatención el trabajo de los médicos de las unidades de saludubicadas en apartadas comunidades en los estados de Tamaulipas, SanLuis Potosí, Nuevo León, Coahuila y Zacatecas, a donde viajabaacompañando a su padre, quien laboraba en la Secretaría deSalud.

“Fue ahí en donde empecé a ver cómo los médicos seafanaban por cuidar la salud de la gente, que en esos años aúnbatallaba para recibir atención porque hacían un enorme esfuerzopor servir y eso se me quedó grabado desde pequeño”, dice, alrecordar que era un niño cuando viajaba con su papá paraacompañarlo a cumplir con su labor.

El Dr. Tomás Gerardo afirma que antes de terminar su carreracomenzó a trabajar en la Secretaría de Salud, asignado a laJurisdicción Sanitaria de Tampico como verificador. Tenía queacudir a embarcaciones a realizar supervisiones de las condicionessanitarias. Al mismo tiempo en que trabajaba y estudiaba, se dabatiempo para aprender lo más que podía.

Luego, cuando llegó el tiempo de hacer el internado, tuvo lafortuna de conocer y aprender de varios de los médicos másreputados de Tampico como el Dr. Gerónimo González, cuando elHospital “Dr. Carlos Canseco” todavía funcionaba en el viejoedificio de la calle Altamira.

Desde entonces -en 1974-, el Dr. Tomás Gerardo trabajadiariamente en el Centro de Salud de la colonia Del Pueblo. Enalgunos lapsos de su vida instaló consultorios, pero debiócerrarlos “porque la medicina privada no era lo mío”, dicesonriente, al afirmar que siempre se ha sentido más acoplado en elsector público.

Actualmente atiende en uno de los consultorios del Centro deSalud en la colonia Del Pueblo y, como desde hace más de 40 años,disfruta de su trabajo de contacto diario, de convivencia ycompromiso con sus pacientes.

Pasar varios años acompañando a su padre mientras cumplía consu trabajo visitando unidades médicas en apartados pueblos yciudades medianas de cinco estados del norte del país, hizo queTomás Gerardo Rodríguez Salazar fuera viendo como algo muynatural el ejercicio de la medicina.

Por eso, cuando al terminar su preparatoria decidió que queríaestudiar para ser médico, no se le complicó tanto el inicio de supreparación como la adaptación al nuevo entorno.

Muy joven, sin familia ni conocidos, el Dr. Tomás Gerardollegó a Tampico para inscribirse en la Facultad de Medicina de laUniversidad Autónoma de Tamaulipas (UAT), pues en Ciudad Victoria-donde vivía con sus padres y hermanos-, no existía una escuelaque le permitiera cumplir su sueño.

Era principios de la década de los 70 y en Tampico, como en elresto del país, prevalecía una política en la que los jóvenesrecibían oportunidades para insertarse en la vida estudiantil yproductiva con mayor facilidad.

Tomás Gerardo comenzó a estudiar y aunque fue difícil tomarun nuevo ritmo de vida, tenía clara la idea de lo que quería ser.Como muchos estudiantes foráneos que estaban lejos de susfamilias, tuvo que enfrentar momentos complicados, pero al finallogró lo que quería: ser médico general.

Egresado en 1977, recién acaba de celebrar el 40 aniversario dela culminación de su carrera junto con varios de susexcompañeros, quienes aún están activos y vigentes.

El Dr. Tomás Gerardo recuerda que, cuando niño, le llamaba laatención el trabajo de los médicos de las unidades de saludubicadas en apartadas comunidades en los estados de Tamaulipas, SanLuis Potosí, Nuevo León, Coahuila y Zacatecas, a donde viajabaacompañando a su padre, quien laboraba en la Secretaría deSalud.

“Fue ahí en donde empecé a ver cómo los médicos seafanaban por cuidar la salud de la gente, que en esos años aúnbatallaba para recibir atención porque hacían un enorme esfuerzopor servir y eso se me quedó grabado desde pequeño”, dice, alrecordar que era un niño cuando viajaba con su papá paraacompañarlo a cumplir con su labor.

El Dr. Tomás Gerardo afirma que antes de terminar su carreracomenzó a trabajar en la Secretaría de Salud, asignado a laJurisdicción Sanitaria de Tampico como verificador. Tenía queacudir a embarcaciones a realizar supervisiones de las condicionessanitarias. Al mismo tiempo en que trabajaba y estudiaba, se dabatiempo para aprender lo más que podía.

Luego, cuando llegó el tiempo de hacer el internado, tuvo lafortuna de conocer y aprender de varios de los médicos másreputados de Tampico como el Dr. Gerónimo González, cuando elHospital “Dr. Carlos Canseco” todavía funcionaba en el viejoedificio de la calle Altamira.

Desde entonces -en 1974-, el Dr. Tomás Gerardo trabajadiariamente en el Centro de Salud de la colonia Del Pueblo. Enalgunos lapsos de su vida instaló consultorios, pero debiócerrarlos “porque la medicina privada no era lo mío”, dicesonriente, al afirmar que siempre se ha sentido más acoplado en elsector público.

Actualmente atiende en uno de los consultorios del Centro deSalud en la colonia Del Pueblo y, como desde hace más de 40 años,disfruta de su trabajo de contacto diario, de convivencia ycompromiso con sus pacientes.

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