Un distinguido tamaulipeco e ilustre revolucionario es recordado en todo el país como uno de los actores en los movimientos fundamentales de la patria, que como persona valerosa ha dejado huella con sus acciones y sigue siendo ejemplo en la actualidad, así es descrito el doctor Francisco Vázquez Gómez.
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Nació el 23 de septiembre de 1860, hace 160 años, en la comunidad El Porvenir, misma que hoy en su honor se llama Vázquez Gómez, en el municipio de Tula, pueblo mágico ubicado en el duro altiplano tamaulipeco.
Ahí desarrolló su niñez y juventud con la precariedad de su tiempo, por lo que desde temprana edad desempeñó diversos oficios, desde trabajador del campo, aprendiz de zapatero, sastre, carpintero y también gendarme nocturno del pueblo, por lo que, aunado al apoyo de su madre, logró culminar sus estudios básicos.
El cronista adjunto del municipio de Tula, Salvador Piña Miranda, reconoce el origen humilde y campesino de Francisco Vázquez, quien tuvo el ánimo para culminar la preparatoria y obtener el grado de Doctor en la Escuela de Medicina de la Ciudad de México, en los albores de la Revolución Mexicana, donde desempeñó su profesión primero en la ciudad de Xalapa, Veracruz.
Tuvo un breve exilio voluntario en El Paso, Texas, pero a su regreso a México se desempeñó como Ministro de Instrucción Pública en el gabinete presidencial de Francisco León de la Barra, del 26 de mayo al 5 de noviembre de 1911, y como compañero de fórmula de Francisco I. Madero durante las elecciones presidenciales de 1910.
“No existe aún un biógrafo para aquel hombre, cuya aparición en el escenario político comenzó con una discusión con el Dr. Parra respecto a la enseñanza secundaria; además de reconocerse por ser amigo y médico de cabecera de Porfirio Díaz, a quien atendía del problema auditivo que le aquejaba al mandatario”, explicó.
Primero reyista, después pasó a ser antirreeleccionista y su presencia histórica se encuentra en los textos escritos con relación a don Francisco I. Madero, con quien fue compañero de fórmula.
Su trayectoria era compleja y poco conocida, por lo que invita a una reconstrucción histórica en beneficio del conocimiento de esos heterogéneos grupos que formaron parte del maderismo.
Piña Miranda señala que “en Tamaulipas estamos orgullosos de los hombres y las mujeres que, nacidos en nuestra tierra, trascendieron las fronteras y se destacaron como actores en los movimientos funcionales de la patria, personas valerosas que dejaron huella en sus acciones y siguen siendo ejemplo en nuestro tiempo”.
El doctor Francisco Vázquez Gómez y su hermano Emilio se afiliaron al movimiento nacional, iniciando una larga lucha en la cual ambos fueron reconocidos por sus aportes intelectuales y ejemplar fortaleza.
Las memorias del médico tamaulipeco fueron registradas por primera vez en el año de 1930-1933 días antes de su muerte el 16 de agosto de 1933, y posteriormente en 1982 las publicaron de nuevo, convencidos de la importancia de su aparición pública que llegó a ejercer el cargo de enorme relevancia, las ideas y los anhelos que movieron a quienes buscaron un México más justo e igualitario.
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