“Nosotros después de esta pandemia no podemos seguir igual, no podemos seguir con nuestra vida de indiferencia, no podemos seguir con nuestra misma cerrazón y egoísmo frente a los demás, esta pandemia tiene que dejarnos algo bueno como humanos y como personas”, señaló el obispo de la diocésis de Tampico, José Armando Álvarez Cano durante su homilía de la misa dominical.
Trasmitido en las plataformas digitales desde la parroquia de Santiago Apóstol en Altamira, el obispo expresó en su mensaje que “la cuaresma es el ofrecimiento de una vida nueva para nosotros y sin duda esta cuaresma ha sido muy especial para el mundo y para la iglesia, nos ha tocado vivir nuestra cuaresma en el encerramiento, confinados en el diálogo y en el crecimiento, pero sin duda será una cuaresma que tiene que salir con una vida nueva”.
Hay muchas familias que están sufriendo, muchas personas que la están pasando muy mal, indicó, “y a nosotros esto nos también de abrir nuestro corazón, en estos momento hay encerrarnos, cuidarnos físicamente, pero de abrir nuestro corazón a tantas personas que hoy necesitan una palabra, un aliento una fortaleza en estos momentos de dificultad”.
“Pido para que el poder Cristo que tiene la fuerza de su palabra nos ayude en estos momentos difíciles, que esta situación sea un momento de crecimiento, de mayor humanidad de unos con otros, de acercanos a ellos, no solamente en el conocimiento de las estadísticas, porque detrás de cada persona infectada está su familia y sus amigos”, dijo.
En este sentido agregó que se puede apoyar a las familias de muchas maneras y lo que debe prevalecer es la unión entre todos para que la condición que vive el mundo deje una enseñaza de amor al prójimo y de crecimiento personal, así como en lo familiar como en lo social.