Cuando presentó su documentación para formar parte del cuerpo médico que enfrentaría la pandemia de Covid-19 en el Hospital General de Altamira “Dr. Rodolfo Torre Cantú”, Nora Hilda Vega Camacho jamás imaginó que sería reconocida con la Condecoración Miguel Hidalgo.
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Se trata de la más alta presea que otorga la nación a sus ciudadanos para premiar méritos eminentes o distinguidos, conducta o trayectoria vital ejemplar, relevantes servicios prestados a la patria, a la humanidad o actos heroicos, según la Ley de Premios, Estímulos y Recompensas Civiles.
Esta relevante distinción Nora Hilda la recibió el miércoles 16 de septiembre en el Zócalo Capitalino, corazón de la nación, en un evento encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, en reconocimiento a su esmero y labor de atención a pacientes infectados con Covid-19.
Con 28 años cumplidos y apenas dos de haber concluido su preparación como médico general no estaba en sus planes estar incluida en la lista de los 58 médicos que recibirían esta medalla, en el grado collar, concebida en 1975 durante el mandato de Luis Echeverria, misma que ha sido otorgada a personalidades como los sobrevivientes del H. Congreso Constituyente de 1916-1917, Jesús Silva Herzog, Ignacio Chávez y Nicolás Tomas Bernal.
Incluso como un dato adicional, ella no es de base, es eventual y su contrato vence el 15 de octubre, aunque con amplias posibilidades de ser renovado.
De niña fue de las que vacunaban a sus muñecas y soñaba con ser médica, sentimiento que mantuvo durante su primaria en la escuela “Mártires de la Revolución”, secundaria en “Benito Juárez” y ya en la adolescencia decidió ingresar a la especialidad de enfermería en el CETis 22, para seguir en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT).
La residente de Altamira Sector II obtuvo los mejores promedios de sus generaciones, además en su vida universitaria se sumó a proyectos de investigación, congresos y simposios.
Pero sobre la preparación académica siempre ha ponderado la humanidad, el lado amable con el paciente, lo que ha puesto en práctica en sus empleos en un hospital ginecólogo de Altamira, una empresa de salud ocupacional y en el DIF Altamira.
Desde abril de este año, a un mes de llegada la pandemia de Covid-19 a Tamaulipas, se sumó al ejército blanco que desde la primera línea ha dado batalla contra el virus llegado del otro lado del mundo.
Dentro de las actividades de atención por pandemia, ¿cuál es su función?
Estoy como coordinadora de médicos de Insabi -Instituto de Salud para el Bienestar- en hospital -Dr. Rodolfo Torre Cantú- entro a área de hospitalización donde hacemos evaluación, clínica de pacientes, procedimientos invasivos como intubación, colocación de catéteres venosos centrales, damos la pauta clínica de tratamiento, seguimiento para egreso o valoración clínica para candidatos a intubarse o la modalidad no invasiva que es con mascarilla al ventilador sin intubar.
¿Cómo fue nominada a la Condecoración Miguel Hidalgo?
Se abrió la convocatoria a nivel nacional en que se explicaba que, por medio de pacientes recuperados, las altas del hospital o personal de salud podían hacer esta postulación. Recibí una llamada hace un mes de un paciente que mencionaba la convocatoria, pero no le di seguimiento.
En el hospital tenemos pacientes que tienen estancias largas, por lo que creas ciertos vínculos con ellos; hemos tenido familias enteras con quienes creas una relación más afectiva entre médico-paciente, no sé si eso influyó en la votación.
¿Cómo le dijeron que sería parte de los 58 reconocidos?
El miércoles pasado recibí una llamada de la secretaria de Salud -Gloria Molina- para pedirme documentos en los que se mencionaba la postulación de la condecoración, pero no se me había confirmado que era acreedora; el jueves me hablan de Insabi central para pedirme otros documentos, sin tampoco confirmarme; ya el domingo en la noche me hacen una llamada y me envían un correo en que me invitan a la ceremonia.
¿Cuál fue el primer sentimiento que la invadió?
Mucha felicidad de inicio, no lo podía creer; es algo que no te esperas, es muy gratificante.
¿Este reconocimiento compensa el riesgo diario que enfrentan?
Es algo que es muy valioso porque es reconocer a todo el equipo de trabajo que se tiene en el hospital, que a pesar de las adversidades o situaciones complejas han logrado salir adelante, representa el esfuerzo de todos. De Insabi somos 18 médicos distribuidos en diferentes turnos aquí en el hospital y todos dan su mayor esfuerzo. De mi familia al primero en decirle fue a mi esposo, yo dudaba, pensé que era broma. Después le dije a mi directora. Esa noche no dormí de la emoción.
¿Toma mayor relevancia este reconocimiento por ser de los recuperados de Covid-19?
Es algo que no se compara con nada, ellos hablan del trabajo que se está realizando dentro del área y de la atención, porque realmente es algo diferente a lo que se ha visto. Normalmente los pacientes que atendemos tienen apoyo de familiar, pero en este caso están aislados, es algo bien difícil para ellos, tratamos mantenerlos en contacto por medio de audios y videollamadas, se ha cuidado esa parte humana, ellos han sido pacientes y han tenido fortaleza para este proceso.
En esta labor en medio de la pandemia, ¿qué escenas la ha marcado?
Lo más difícil que me ha tocado ver es que se internen familias completas y en el pronóstico se espera que la persona más joven salga, pero muchas veces les toca fallecer a los hijos; dar esas noticias o saber que estas atendiendo a un papá o una mamá que su hijo acaba de fallecer es algo muy trágico.
Hay pacientes con los que te encariñas y al final no se logra el objetivo, es algo que da impotencia porque esta enfermedad es impredecible. Hemos tenido pacientes que se extuban, van bien, que la condición clínica dice que se va a lograr sacar y se infartan o tienen tromboembolia pulmonar, eso es algo que nos lamentamos terriblemente.
A nivel familia, ¿qué medidas tuvo que tomar por los riesgos de contagio?
En cuanto sé que entraré al hospital lo platico con mi esposo, tengo un niño de 4 años por lo que sabíamos del riesgo y la exposición y tomamos la decisión de aislarlo; ellos se fueron a casa de mi suegra, yo me quede en mi casa. Fue un proceso difícil, de 3 a 4 meses que no los veía, solo en contacto por videollamada.
Pese a la condecoración no son trabajadores de base, ¿qué pasará con su contrato?
Estamos en espera que nos resuelvan el contrato a nivel central, porque nosotros estamos por parte del gobierno federal, es por la contingencia. Dos compañeras salen -de contrato- el 30 de septiembre y el bloque más grande salimos el 15 de octubre. Estamos en espera que nos resuelvan y esperamos seguir teniendo el contrato, es algo que nos ha costado y queremos continuar con esta labor.
Con base en su experiencia de frente a la enfermedad, ¿qué recomendaría a las personas que no creen en el Covid-19?
Que no esperen a tener que vivir la tragedia de perder a un familiar o enfermarse ellos para creer. Esto es una realidad. Hemos tenido testimonios de personas que no creen en la pandemia y entran enfermos, aquí lamentablemente vienen a sufrir y padecer este proceso de enfermedad. Aquí dentro -en el hospital- cambia la forma de ver las cosas.
A sus colegas médicos, ¿qué les diría?
Muchas gracias, porque el trabajo que hemos hecho mis compañeros y yo es en equipo, nada es posible si uno no funciona o si uno rompe el eslabón de trabajo continuo. Gracias por la paciencia, la dedicación, el esfuerzo, el esmero y el profesionalismo que han mostrado. El grupo de 18 médicos Insabi que laborando somos casi todos recién egresados, quizá no teníamos experiencia hospitalaria, la hemos venido a tener aquí, con una formación que nos ha ayudado en crecimiento y carácter
Han sido días difícil días, días trágicos en los que hemos tenido muchas pérdidas, pero también hemos tenido aquellos días en que hemos podido egresar un paciente extubado donde la satisfacción es inmensa por el proceso que se vive.
Nadie más que nosotros sabemos el trabajo que se ha hecho aquí, el esfuerzo que de cada uno ha puesto, todos ellos son merecedores de este premio que es compartido con ellos enfermeras, laboratorio, Rayos X, intendencia, administrativo, esto es de todos.
Todos deberíamos sentirnos orgullosos porque realmente es la mayor expresión de amor que puede tener uno por otra persona y la carrera, a la vocación, el sacrificar tu propia seguridad y tu familia para venir y salvar a otras personas es algo que debemos tener el orgullo, pasión y compromiso. El poder formar parte de esta experiencia, dentro de todo lo malo, ha sido algo muy bueno para nosotros y para nuestra corta experiencia.
¿Son héroes o solo humanos ayudando a sus iguales?
Somos humanos y héroes, no sabría distinguirlo. Todos los médicos, enfermeras y el equipo multidisciplinario en el momento que tú decides arriesgar tu vida y tu familia porque alguien más este bien o contribuir a que alguien mejore es el mayor gesto de humanidad y amor que alguien puede tener, si a eso se puede considerar héroe, claro que todos lo somos.
LA RECONOCE SU HOSPITAL
La directora del hospital de Altamira, Yazmín Haidee Paita reconoció el liderazgo y calidad humana de Nora. “Si algo he reconocido en ella es el liderazgo, su calidad humana que la caracteriza. Nos tocó vivir lo crítico de la pandemia, nos tocaron meses dificilísimos donde teníamos pacientes esperando fuera, muchas pérdidas y no veíamos la luz al final del camino y en ese ambiente se caracterizó por ser líder”.
Se dijo feliz y orgullosa por la condecoración, pero también con “mucha responsabilidad porque esto nos hace tener ese extra o plus que debemos tener, ahora nos reconocieron y vieron a nivel nación al hospital, ese es un compromiso muy grande”.
La situación del Covid-19 actualmente en el Hospital General de Altamira “Dr. Rodolfo Torre Cantú” dista mucho de las escenas vividas entre julio y agosto, hoy la ocupación de las 125 camas no sobrepasa el 20% y la tendencia sigue a la baja.
ASÍ LO DIJO
Ver que la gente fuera no se cuida, no cree en la enfermedad o no toma las medidas sanitarias pertinentes es algo que duele, hay una lucha de emociones. Pero eso nunca ha influido para dejar de hacer nuestro trabajoDra. Nora Hilda Vega Camacho, condecorada con la presea Miguel Hidalgo