Momentos de tensión se vivieron la noche de hoy miércoles al llevarse a cabo el desalojo de un terreno considerado como área verde y que fue cedido al Ayuntamiento de Ciudad Madero por el Gobierno del Estado de Tamaulipas, ya que las familias que lo invadían en un inicio se negaban a retirarse argumentando contar con sus escrituras.
El predio de 700 metros cuadrados se ubica en la calle Ocotlán y su intersección con Vamos Tamaulipas del sector El Polvorín, mismo que ya había sido desalojado durante la administración de Andrés Zorrilla Moreno.
Con el apoyo de la Policía Estatal Acreditable, Ignacio Patiño Pérez, de la Dirección Jurídica del actual gobierno municipal maderense, arribó a la invasión para notificarle -mediante un escrito- a los residentes que se llevaría a cabo el desalojo del área verde.
El funcionario estipuló que esa zona “no es compatible con uso habitacional y fue cedida por el Gobierno del Estado de Tamaulipas a favor del municipio de Ciudad Madero en el año 2010 para beneficio de la comunidad”.
Asimismo, hizo la invitación a los invasores para que hagan una solicitud a través de los medios pertinentes para que se les dote de un lote de interés social con vivienda para residir, anteponiendo siempre el diálogo y la conciliación.
Dijo además que en la anterior administración había sido desalojada el área pero se volvieron a instalar, adelantando que la escritura presentada por uno de los ocupantes no está inscrita en el Registro Público de la Propiedad y puede considerarse apócrifa.
SE NEGABAN A SALIRSE
Por su parte el licenciado Genaro Pineda, representante legal de los ocupantes, entre ellos su hermano Gonzalo Pineda, dijo que no procedía el desalojo porque los representantes del ayuntamiento llevaban un escrito y no algún documento emitido por alguna autoridad judicial.
Señaló que en el predio habitaban cinco familias e incluso mostró una escritura de los terrenos, agregando que hubo un acuerdo con el ayuntamiento anterior para legalizar esos terrenos y entregar escritura a quienes los ocupan, “algo que no se cumplió”.
Pese a que en un principio se mostraron renuentes, al final cedieron y se llevó a cabo el desalojo, siendo echadas abajo con una retroexcavadora las viviendas de madera que habían sido construidas en el predio, por una de las cuales el señor Amador Saldierna aseguró haber pagado 200 mil pesos a una mujer de nombre Elia, y se vio en la necesidad de abandonar en medio de la fría noche junto a sus hijos y nietos.