Cuando la imaginación lo era todo, Navidad sin internet

A mitad del siglo pasado la Navidad era más un momento de convivencia que de regalos y los niños recibían bolsas de dulces, carros de madera, muñecas de sololoy o dibujos para colorear

Paulo Monsiváis, Víctor Alva | El Sol de Tampico

  · jueves 24 de diciembre de 2020

Juguetes tradicionales ya casi no son reconcidos por muchos niños de la actulidad | Paulo Monsiváis

Un juguete podía tener ruedas, alas, antenas o incluso tela, pero nunca un cable o un enchufe. Siempre coloridos y resistentes, los regalos infantiles que se recibían hace décadas eran tan diferentes a los de ahora, que cuando un niño actual los ve, no reconoce que sea algo para jugar o divertirse.

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A mitad del siglo pasado la Navidad era más un momento de convivencia que de regalos y los niños recibían bolsas de dulces, carros de madera, muñecas de sololoy o dibujos para colorear, era cuando la imaginación lo era todo. A partir de la década de los 6 la actividad juguetera fue creciendo con juegos cada vez más representativos de la vida real.

En algunas tiendas departamentales desde hace 50 años llegaba Santa a recibir la carta de pedido de los niños | Hemeroteca El Sol de Tampico

Qué niña no tuvo un juego de té o una muñeca que tenía que vestir y cambiarle ropa, los niños en cambio a los superhéroes que empezaban a poblar la televisión de aquel entonces, la primera pantalla en el hogar, además de pistolas y caballos de cartón, más adelante los aviones serán sustituidos por los cohetes a la Luna.

Cuando se les pudieron poner baterías la magia creció y llegaron los trenes, las pistas de carreras, las muñecas que lloraban, los robots y los carros con sonidos y luces de colores. Después el radiocontrol en la década de los 80, cuando incursionaron también los personajes de películas y caricaturas, siendo entonces estas series animadas o filmes de aventuras las principales fuentes para crear los juguetes.

“Jugar es la principal actividad de la infancia y responde a la necesidad de los niños de mirar, tocar, curiosear, experimentar, inventar, imaginar, aprender, expresar, comunicar, crear y soñar, por eso es importante ver a los juguetes en una dimensión amplia, como instrumentos educativos y recreativos como transmisores de valores socioculturales de una generación a otra”, señaló la psicóloga María de los Ángeles Flores Hernández.

La también gerente de la juguetería “EstimulArte” menciona que los juguetes que se tenían hace varios años desarrollaban algo en los niños, ya sea una habilidad motriz o social, además que los entrenían, mientras que los de ahora, la mayoría dispositivos electrónicos, generan situaciones que pueden ser negativas en algunos aspectos para los infantes.

“El hecho de que el niño toque algo físicamente y no algo que se vea en una pantalla es también importante, pues el contacto genera diversas emociones, vínculos y desarrollo de habilidades motores y los que tienen las tabletas, teléfonos o consolas de video, al ser muy cambiantes se va provocando un problema con la atención, además de otros con la sociabilidad”, añade.

Asi se anunciaban hace 50 años los juguetes que se obsequiaban en navidad | Hemeroteca El Sol de Tampico

La irrupción de los aparatos electrónicos como juguetes tuvo su mayor auge hace apenas un par de décadas, pues a pesar de que desde los años 80 había ya videojuegos, no tenían la popularidad de hoy. Sin embargo en ese poco tiempo ya se han posicionado de tal manera que al voltear a ver los juegos y juguetes que tuvimos parecen ya muy lejanos y en algunos casos, como los juegos tradicionales mexicanos, de otro mundo.

“Los juegos electrónicos no están peleados con los juguetes tradicionales o físicos, los dos son importantes para que los niños puedan tener un desarrollo más completo, lo importante es buscar el equilibrio, darles la oportunidad de conocer y convivir con estos artículos que en muchas ocasiones se diseñaron para aportar algo a los niños, sobre todo los educativos”, afirma la especialista.

Pero a pesar de toda esta transformación hacia lo virtual, hay algo que se mantiene tanto en los niños de hoy como en los que fuimos nosotros y es la fascinación de ver ese regalo, ya sea bajo el pino o en una ventana, y saber que adentro puede estar el objeto de nuestro deseo o tal vez otro, y sin perder la ilusión esperar cada año la revelación de la Navidad.

En algunas tiendas departamentales desde hace 50 años llegaba Santa a recibir la carta de pedido de los niños | Hemeroteca El Sol de Tampico