Basta escucharle hablar, aun sin observarlo, para identificar deinmediato la voz de Copetín, el payaso de la infancia de cientosde hoy treintañeros que disfrutaron, allá por los 80's y 90's, de“Sábados Llenos de Sabor”.
La cita fue en un café de la zona centro del puerto de Tampico,con Édgar Enrique Romero Rueda, quien llegó caracterizado con lapeluca y nariz roja, boca enmarcada por un tono blanco y loscachetes chapeados.
Los recuerdos de la infancia se agolpan con apenas oírlo,viniendo a la mente aquellas tardes de sábado en las que lo queobligadamente se observaba en la región era su programa.
Nació en Irapuato pero es tampiqueño, “porque lostampiqueños nacemos donde nos da la gana”, dice el hombre de 50años, quien a los dos años llegó al puerto, de la mano de sumadre Julia Rueda. Aunque el entrevistado no refirió una fechaexacta cuando comenzó a dedicarse a la payaseada, asegura que fueen la fiesta de cumpleaños de una de sus hermanas.
“Sería el segundo o tercer año de mi hermana Priscila cuandome pinté de payaso, sólo el rostro y sin peluca, sería como 1984o 1985”, indicó el entrevistado, quien en ese entonces contabacon 17 años de edad.
No sabía que ese evento familiar lo marcaría para toda suvida, ya que apenas concluyó la piñata fue requerido para otra,luego otra, y así sucesivamente hasta tener una agenda llena.
“Chispita” o “Tolín” eran los payasos de mediados delos 80’s en el puerto de Tampico, pero sus costos rondaban loscinco mil pesos, por lo que los 500 pesos que cobraba Copetín eranatractivos.
PAYASO ROCKERO
Para ese entonces estudiaba en la Vocacional, en el Tec Madero,por solicitud de sus padres, pero apenas tuvo unas monedas parapagar sus estudios se salió e ingresó a prepas privadas.
El nombre de "Copetín" surgió desde aquella primerapresentación, ya que el característico peinado de hace más detres décadas era de un copete bastante pronunciado.
Se exageraba siguiendo tendencias de artistas como GustavoCerati y Saúl Hernández, más aun cuando con sus amigos LuisMerinos y Otho Stile integraban el grupo de rock “StrayRockers”.
Ya con un ingreso como artista de la risa comenzó a prepararse“el problema es que en ese entonces no había Google, por lo quetuve que irme a libros para conocer la vestimenta, estilos ymaquillajes”. Desde el principio supo que no quería ser elpayaso de ropa en jirones, triste o con enormes zapatotes, sino deun estilo más “augusto”, fashion, de buen vestir, llegando alatuendo que ha conservado.
CLAUDIO ROSAS LO LLEVA A LATELEVISIÓN
Fue por medio del reconocido músico Claudio Rosas, de laInternacional Orquesta Tampico, que en el año 1987 llegó aTelevisa del Golfo, en la colonia Campbell.
Audicionó con el productor Alfredo Espinosa, ya que requeríanelenco para un programa ante la salida del mago Hugo Brown y Mr.Willy, quedándose solamente a cuadro el Súper Payaso y el MagoKing, quien después se convirtió en el Mago Lucas.
#Especial ? Copetín, la sonrisa de una generación ➡goo.gl/ms4EGb
✅? Basta escucharle hablar, aun sin observarlo, paraidentificar de inmediato la voz de Copetín, el payaso de lainfancia de cientos de hoy treintañeros que disfrutaron, allá porlos 80's y 90's, de “Sábados Llenos de Sabor”.
Posted by ElSol de Tampico on sábado, 26 de agosto de 2017
Ya era “Sábados Llenos de Sabor”, patrocinado por elconocido refresco Escuis, “me aceptaron y al segundo programa seva el Súper Payaso y me quedo solo con el Mago Lucas”.
El pago por programa era de 25 pesos, pero al joven de 20 añosera lo que menos le importaba, ya que con la proyección entelevisión su espectáculo fue más cotizado.
“Me ofrecieron la titularidad y acepté, sin miedo a nada,sólo a regarla”, dijo el hombre que generó un estilo peculiarcon gran participación de su público que en poco tiempo loacogió, “yo sólo sabía que la gente me aplaudía”,rememora.
Al estar en televisión cursó la carrera de Licenciado enCiencias de la Comunicación, siendo sensación en la UniversidadAutónoma de Tamaulipas al llegar en su zapatito, un auto Renault5. Poco a poco el elenco se fortaleció con personajes también muyconocidos como “Cuadritos”, quien es su hermano Roberto Romero,dándole ese nombre artístico “porque me hacía la vida decuadritos”, dice mientras ríe.
Siguieron “Cascarín”, “Sony” y “Pequitas”,ampliando el horario a todos los días, con la transmisión de lasconocidas “cascaricaturas” como “Alvin y las Ardillas”,“Los Trolls”, “El Pájaro Loco”, “Chip & Dale”,“Rico Mc Pato”, entre otras, para llegar finalmente“Mapy”.
La aventura iniciada en 1986, a la que él se había sumado en1987, se quedó sin patrocinio de la embotelladora local por lo queen 1999 se determinó el fin de la emisión.
SE FUE LA SONRISA
Con el programa aún al aire, una holgada solvencia económica yla libertad de un joven veinteañero, Copetín comenzó ainmiscuirse en el complejo mundo del alcohol y las drogas.
El avance fue progresivo, imperceptible, “de copa en copahasta llegar al consumo de sustancias más fuertes y dañinas”,reveló en la entrevista.
En el 2000, con 33 años, parte a Monterrey sumándose alprograma de “El circo de los Chicharrines”, después“Burundango y su loca Tv”, entre otros.
De la Sultana del Norte se mueve en el 2003 a Ciudad Victoria,como una fuga geográfica, ya que su problema de consumo de drogasera grave “y ciudad más chica, infierno más grande”, aseguróel hombre que recuerda esa etapa como un doloroso fondo desufrimiento.
Regresa a Tampico e instala su negocio de “Los biónicos”,logrando ventas considerables en la última Fiesta de Abrildesarrollada en "La Herradura".
“Ahí me perdí tres días, consumiendo y quedándomeabsolutamente sin nada”, expuso a El Sol de Tampico.
Pesaba 45 kilos y sólo pudo atinar a decir “ya no puedo”;dinero, coches, casa, todo había sido inhalando y bebido, pero sinduda lo que cimbró al artista fue que su madre, quien jamás lehabía perdido la fe, le pidió se fuera de la casa.
Bastó una llamada a sus amigos Guillermo Gutiérrez y HumbertoHernández para que se echara a andar un mecanismo de ayuda al quese sumó Rosy Pérez Monsiváis.
“A ellos les debo la vida”, dijo el hombre, quien fuetrasladado al Grupo “La Pirámide II”, de AA, un jueves 11 demayo del 2006, “yo pensé que me llevaban a Oceánica, perogracias a Dios fue a AA”, bromea.
El internamiento fue por los reglamentarios tres meses, noventasesiones dedicadas a escuchar y compartir su experiencia, “tuvela oportunidad de salirme y no lo hice”.
De 6:30 de la tarde a once de la noche su espacio estabadedicado al grupo, ahora con más de 11 años limpio y sobrio sigueacudiendo, colaborando y retribuyendo a la confraternidad.
Al salir se encontró con la realidad, la vida tal cual es, sindrogas, siendo impulsado por su expatrón, don FranciscoAzcárraga, “quien me dio los comerciales para mi show duranteaños, con lo que pude volver a empezar”.
Ya con una vida renovada conoció a Dulce Miranda, quien hoy essu esposa, “ella me conoció en mis peores circunstancias, hoysé que es el amor de mi vida y con quien tengo a mi bebé de 10meses”.
Extraña los reflectores de la tele pero no está seguro siquisiera regresar “es una vida que ya pasó y dejé, actualmenteme emociona ser Copetín y que la gente me recuerde con o sincariño”.
Considerado en la categoría de payaso “Augusto” otradicional quiere amenizar la fiesta de su pequeña María Julia,quien hoy también lo identifica por su característica voz.
En la piel muestra su andar por la vida en tatuajes de manos, unpie y unas estrellas; pero sobre todo su modo, trato y buena vibralas enseñanzas que esta le ha dejado.
"Copetín", el payaso de quienes ya tienen treinta años, le hadado vuelta a la hoja, hoy disfruta trabajar en una empresa detelefonía celular, de vez en vez sacar la peluca roja y salir a lacalle para seguir arrancado sonrisas, sin importar el día de lasemana.
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✅? Basta escucharle hablar, aun sin observarlo, paraidentificar de inmediato la voz de Copetín, el payaso de lainfancia de cientos de hoy treintañeros que disfrutaron, allá porlos 80's y 90's, de “Sábados Llenos de Sabor”.
Posted by ElSol de Tampico on sábado, 26 de agosto de 2017