Los límites solo están en la cabeza. Es una de las máximas que aplica en su vida Carlos Juárez Prudencio a quien la discapacidad que padece no lo ha frenado para salir adelante y, con él, su familia.
Casi la mitad de sus 42 años los ha vivido con discapacidad motora, ya que desde hace casi 19 años perdió la pierna izquierda en un accidente laboral.
Es oriundo del Martínez de la Torre en el estado de Veracruz, de donde salió hacia el norte para establecerse en Reynosa en busca de calidad de vida, para él y su familia.
En una jornada en la empresa Perfiles y Herrajes, encargada de distribuir materiales para la construcción, uno de sus compañeros estacionó el montacargas con tubos en las horquillas, sin ponerle el seguro.
Carlos estaba junto al vehículo de carga y cayeron las estructuras con un peso estimado en 480 kilogramos, el golpe fue brutal, destrozándole la pierna que le tuvo que ser amputada.
Los primeros meses fueron complejos para este padre de familia, cayó en una depresión que no reflejaba, pero cada día hacia una interrogante a Dios: ¿por qué a mi?.
''Mi hija es mi motor''
Para Carlos, su esposa y sus hijas de hoy 16 y 20 años son su motor de vida, fortaleza y prioridad para seguir adelante.
“Yo siempre les he dicho que tienen la culpa que yo camine”, dijo Carlos, quien recordó que “andábamos en el supermercado y ella -su hija- viene y me da la mano porque quería caminar a mi lado; yo tendría como unos 10 días con una prótesis y muletas”.
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Ese gesto lo impulsó a caminar solo con la prótesis, sin apoyo extra, ya que sabía no podía dejarse vencer.
Actualmente, José se desarrolla laboralmente dentro de la empresa ‘Blanquita’, dedicada al ramo de la construcción y ferretería en la frontera norte de Tamaulipas.
Su testimonio demuestra que cualquier persona, sin importar si tiene o no alguna discapacidad, con preparación y dedicación se puede salir airoso en la vida.
En un espacio incluyente
Otro de los factores que motiva a Carlos, es que su fuente laboral es un espacio incluyente que abre espacios a personas en condiciones de discapacidad.
“Un día en mi trabajo pedir un préstamo para comparar una prótesis nueva, fui a la oficina para solicitarlo con temores a que me dijeran que no; después me llamaron y me pidieron que pasará, que todo estaba listo porque ya me habían autorizado el dinero. Mi sorpresa fue que me dijeron que el dinero era una donación por parte de la empresa y fui a pagar mi prótesis”, dijo Carlos muy motivado.
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Actualmente, trabaja en una de las sucursales de Blanquita, donde es el administrador de inventarios, contó que empezó como ayudante de chofer, de ahí pasó a ser chofer, hasta llegar al puesto actual.
“Estuve como auxiliar de recibos, he estado en varias etapas de mi trabajo en diferentes puestos desde hace 13 años hago parte del departamento de inventarios... tengo el motor más grande que es mi familia y el motorcito que son mis hijos, por ellos jamás me voy a rendir”, añadió.
Recibe prótesis del club rotario
Recientemente, Carlos Juárez recibió una prótesis que se ajusta perfectamente a sus necesidades, lo que le ayudará con sus actividades diarias.
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“Este programa no solo me devuelve la movilidad, sino también la esperanza de un futuro pleno y activo a todos los que han trabajado para hacer esto posible. Agradezco al Club Rotario por haberme echado la mano con una prótesis. Estoy muy feliz, porque dice mi esposa 'sí le echábamos ganas, ahora le vamos a echar muchas más ganas', vamos a salir más adelante”, expresó Carlos quien pese a la discapacidad asegura que nada lo frenará.