La industrialización que derivó de la instalación de la infraestructura petrolera en Tampico y sus alrededores implantó nuevos patrones económicos, culturales e ideológicos enlazados al medio urbano. La arquitectura vernácula que tenía la ciudad fue poco a poco transformada.
El historiador de Ciudad Madero, Juan José García, señaló que las plantas refinadoras empezaron a tener su propio hábitat, a partir del fenómeno de modernización comienza también la estratificación del espacio urbano. Las empresas tuvieron que crear áreas habitacionales para sus trabajadores.
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“Aunque no todos gozaban de los mismos edificios, sí estaban integrados en un mismo espacio urbano, como la zona de los trabajadores de la Waters-Pierce Oil Company, que poco a poco fue dando vida al poblado de Árbol Grande, donde a finales del siglo XIX se construyeron las primeras zonas habitacionales para los trabajadores especializados”; añadió.
A esta misma tendencia la siguieron otras compañías generando “barrios” y áreas residenciales con casas de madera estilo inglés o británico, en ambos lados del río Pánuco.
“Lo que hizo surgir poblados, pues las necesidades de quienes habitaban en estos puntos confinados dentro de la zona industrial, fueron creciendo”.
Una zona residencial que destacó por su amplitud de servicios y la adaptación total del espacio a la costumbres de quienes vivían en ella, fue la colonia Refinería El Águila, que se estableció en 1913, cuando se construida la planta de Compañía Mexicana de Petróleo El Águila cerca de la costa.
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“Ahí se construyeron casas que contaban con todos los servicios, como si estuvieran en Londres, las viviendas eran un conjunto de madera, ladrillo y herrajes, con agua potable, drenaje, servicio de recolección de basura, tienda de víveres, campo de golf, cancha de tenis, teatro y un casino”, agregó.
Se crea otro estilo de vida
Fue así que la tipología habitacional tradicional local comenzó su transformación a edificaciones con techos a dos aguas recubiertos de tejamanil, amplias galerías exteriores protegidas con mosquiteros, pórticos sobreelevados del terreno por un basamento, áticos y sótanos en las viviendas.
“Las construcciones utilizan madera, sino exclusivamente, sí en una porción notablemente diferente a la de las arquitecturas locales.
La inclusión de elementos de hierro industrializados y estandarizados para la construcción de columnas, farolas, balcones y otros ornamentos rompen con el estándar que se tenía hasta entonces en la zona”, manifestó el también exlíder petrolero.
A partir de ahí muchas de las tradiciones locales constructivas y de formas de vida que eran parte del tejido cultural local comenzaron a cambiar, además separó de forma dramática y visible dos mundos que funcionaban de forma paralela, por un lado la ciudad y por otros amplias zonas obreras.
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Esta segmentación geográfica económica y de clases fue un gran determinante para la división política ocurrida en Tampico en 1924, cuando la ciudad se fragmenta y nace Ciudad Madero.
Será a la llegada de la expropiación petrolera en 1938, cuando estas zonas obreras pasan a los mexicanos y después se diluyen en colonias que conformarán el nuevo municipio.