El obispo de Tampico José Armando Alvarez Cano exhortó a los a padres de familia, educadores y a la sociedad a comprometerse en la construcción de una humanidad que revierta la cultura de la muerte, que tiene múltiples expresiones a través de la corrupción, violencia, consumo, destrucción del planeta e indiferencia.
En un comunicado a través de redes sociales, expresó que los obispos mexicanos que tienen el gran desafío de construir de la especie humana es voltear hacia la cultura de la vida, el cuidado, la solidaridad y la restauración de las relaciones humanas, el planeta, la democracia y el pleno Estado de Derecho.
Luego de tragedia del pasado viernes, en Torreón Coahuila, donde un menor de 11 años ingresó con dos armas al Colegio Miguel de Cervantes en Torreón y disparó contra sus compañeros de estudios, muriendo su profesora y después se suicidó, dijo que la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) ha reiterado en su mensaje “nuestras más sentidas condolencias a los familiares, comunidad educativa, así como a la sociedad de Torreón, por los tristes fallecimientos y por las personas que han quedado lesionadas en el cuerpo y el espíritu”.
Sin embargo, dijo que la educación es una tarea de todos, no solo de las instituciones escolares”.
“Educar requiere una alianza social que nos permita construir una ‘aldea educativa’ en la que cada persona pueda comprender el sentido de su misma persona, el entorno natural y cultural del que participa, así como de las instituciones humanas básicas, esto es familia, organismos intermedios, empresa, gobierno, comunidad internacional, sindicatos, con el fin de que sepa encontrarse en ellas y las promueva”.
Para los obispos mexicanos, es urgente concentrarse en los destinatarios de la educación, que son los niños, niñas, adolescentes y jóvenes y recuperar la centralidad de la persona humana en la vida educativa de la familia, la escuela y la sociedad.
“Es urgente dedicar los más altos y mejores recursos humanos y materiales a la educación, principalmente en el ambiente familiar, escolar y social. Hoy nuestros niños y jóvenes requieren una alianza educativa entre el mundo académico formal y el no formal, en el que se encuentra el desarrollo del arte, el deporte, el escultismo, la vida religiosa y cultural”, señaló.
Alentó a los padres de familia “a renovarse en su responsabilidad de ser los primeros educadores de sus hijos, y dialogar en todo momento con las autoridades escolares, con el fin de articular un seguimiento continuo y permanente sobre los contenidos y métodos educativos para respaldarse mutuamente en sus tareas”.
A los maestros, por su parte, les llamamos a renovar su vocación de servicio y de entrega, impulsando esfuerzos de legítima asociación y promoción para responder de mejor manera ante este cambio de época que nos toca vivir”.
Puntualizó que el compromiso de la Iglesia es continuar la labor de promover la dignidad humana, a través de la formación de cada persona, atendiendo a su ser que es relación, encuentro y trascendencia”.