Tampico y el estado de Tamaulipas siempre han sido un referente en la vida política y económica del país en sus diferentes etapas, por sus pasajes históricos que protagonizaron los diversos personajes que le han dado realce a nivel nacional e internacional.
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Por circunstancias del destino nuestra ciudad pudo haber sido la cuna de nacimiento de la esposa del entonces presidente de México Porfirio Díaz, nos referimos a Carmen Fabiana Sebastiana Romero-Rubio Castello de Díaz.
Su madre Agustina Castello Rivas era originaria del puerto de Tampico y contrajo nupcias con el abogado de origen capitalino Manuel Romero Rubio, quienes procrearon al personaje que abordamos en esta ocasión en las páginas de El Sol de Tampico.
Fue precisamente el 20 de enero del año de 1864 cuando vio por primera vez la luz Carmen Fabiana Sebastiana Romero-Rubio Castello de Díaz, al nacer en un domicilio ubicado en la calle Sebastián Lerdo de Tejada en la zona centro de Tula, en Tamaulipas, ya que sus padres no alcanzaron a llegar a Tampico, pues los dolores de parto se le adelantaron a Agustina Castello Rivas quien tenía familiares en esta ciudad.
“Carmen Fabiana Sebastiana Romero-Rubio Castello de Díaz fue un personaje muy importante para Tamaulipas y México, fue una primera dama de origen tamaulipeco al haber nacido en Tula el 20 de enero de 1864”, dijo el cronista de la capital del estado Francisco Javier Ramos.
Era plena guerra de Intervención Francesa, momento en que Tula fue un refugio para muchos políticos, entre ellos el abogado Manuel Romero Rubio, quien fue un personaje importante en la vida política de México al ser Diputado y participar en la promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos de México en 1857; Secretario de Relaciones Exteriores en el gobierno del entonces presidente Sebastián Lerdo de Tejada.
UN MATRIMONIO DE CONVENIENCIA
Romero-Rubio contrajo nupcias con el Gral. Porfirio Díaz cuando ella tenía 17 años y él 51, una diferencia de 34 años en esta pareja que, aseguran, se enamoró a primera vista al conocerse en las oficinas de la embajada de los Estados Unidos de Norteamérica en la ciudad de México en 1880.
“Fue hija de un matrimonio político y muy cercana al poder del entonces presidente Porfirio Díaz y tuvieron la fortuna de emparentar, siendo un gran beneficio para ellos, ella sabía inglés, tenía buenos modales, educada en los mejores colegios de la Ciudad de México, muy guapa, elegante y eso le permitió ser el centro de atención durante el mandato de su marido”, explicó el historiador.
El enamoramiento se dio cuando el presidente Porfirio Díaz decidió aprender inglés y su maestra fue Carmen, “se conocieron en el año de 1880 y un año después se casaron, primero por el Civil y posteriormente por la Iglesia por el arzobispo Antonio Labastida, un alto jerarca católico, además el presidente había enviudado y no hubo inconveniente alguno a pesar de las tres décadas de diferencia de edad que había en la nueva pareja, inclusive ella era menor de edad, sus padres no se opusieron a dicho matrimonio”, rememoró Ramos.
Y no había motivo alguno para que la hija del matrimonio formado por Manuel Romero Rubio y Agustina Castello Rivas contrajera nupcias con el poderoso hombre de México, pues el padre de Carmen se convertiría en el Secretario de Gobernación del año de 1884 a 1895 y pues ahí creció el poder político de influencia en ese entonces.
BENEFICIOS QUE DEJÓ EN TAMPICO
La joven tamaulipeca vivió solo los primeros meses en su pueblo natal y en pocas ocasiones como niña y adolescente vino a Tampico, tierra de su mamá, ya que la mayor parte de su formación académica y de buenos modales fue en la capital del país manteniendo contacto y amistad con las familias pudientes de la época del porfiriato.
“Carmen Fabiana Sebastiana Romero-Rubio Castello de Díaz quiso mucho a su marido, fue su único amor, por lo que estuvo en todo momento con él, lo acompañó en su exilio del país y salida por el puerto de Veracruz al inicio de la Revolución Mexicana en el año de 1911 y escogieron París para vivir los últimos años del General, decidió regresar a su país en el año de 1934 y vivió en una residencia situada en la calle Tonalá de la capital del país, donde murió el 25 de junio del año 1944 a los ochenta años de edad, fue sepultada en el Panteón Francés y la misa fue oficina por el arzobispo Luis María Martínez”, dijo.
Entre las acciones que dejó la exprimera dama a nuestra zona es haber influido en la construcción del edificio de la antigua Aduana Marítima, “una situación de carácter sentimental romántico, respecto a que Carmelita y su familia eran de Tampico -particularmente los Castello- y pues sí influyó ella para que su esposo el General Díaz los apoyara en algunas obras en Tampico como lo fue también la construcción de las vías del ferrocarril San Luis Potosí-Tampico”, agregó el cronista.
Incluso también Díaz autorizó la construcción del Faro del Puerto de Tampico asentado en la colonia La Barra, donde hoy es Ciudad Madero.
Carmen Fabiana Sebastiana Romero-Rubio Castello de Díaz, una tamaulipeca que obtuvo gran poder e influencia a nivel nacional por su preparación y haber contraído nupcias siendo una adolescente con Díaz.
El reloj de la iglesia de Tula, el cual fue importado desde Londres, Inglaterra en aquella época, es herencia de quien fuera la primera dama de una dictadura.