Salió del seminario para contar la historia y los tiempos en que ha predominado Tampico, Carlos Bruno González Salas, escritor, sacerdote, catedrático, cronista, promotor de la conservación histórica y de la creación de las cooperativas camaroneras, está entre uno de los personajes que más ha aportado a la crónica del puerto, al rescatar el archivo histórico de la ciudad.
Hace 13 años que falleció, a la edad de 89 años, el 20 de julio de 2010, y 102 que llegó a este mundo, el 06 de octubre de 1921, el Padre Salas, como fue conocido en diversos ámbitos, dio un nuevo impulso al orgullo tampiqueño, con sus investigaciones, que abarcaron no solo lo histórico sino las costumbres y el lado humanista de los personajes de esta tierra.
Se integró a la crónica de la ciudad en 1976. Estudió Humanidades, y en el seminario Nacional Mexicano de Monte Zuma, Nuevo México, Estados Unidos, estudió Filosofía, Teología y las demás ciencias eclesiásticas. Una vez recibida su debida formación fue ordenado sacerdote en 1945.
En 1955 viaja a España para seguirse preparando, estudió en la Universidad de Salamanca y obtuvo un Diplomado en Filología Hispánica. Luego en Roma en la Universidad Gregoriana realizó la Licenciatura en Ciencias Sociales.
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El padre Salas tuvo una obra diversa en varios ámbitos
Sobre el trabajo de cronista llegó a escribir “sigo creyendo que mientras mejor se conozca el pasado con base firme en los documentos y testimonios históricos, monumentales y arqueológicos, estaremos mejor pertrechados para resolver los embates de la veleidosa fortuna y hacer frente a los escollos del porvenir”.
Como editorialista de EL SOL DE TAMPICO dejó un gran legado en las páginas de este rotativo, donde se tiene el acervo importante, con una infinidad de artículos sobre los diversos temas y desde donde dio a conocer datos interesantes de la ciudad y su historia, al igual que lo hizo en sus libros.
También fue un prolífico académico, gran parte de su obra ha sido publicada por la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT), para la que trabajó hasta su muerte, haciendo, junto a Juan Fidel Zorrilla, un trabajo de gran trascendencia en el Instituto de Investigaciones Históricas de la UAT, impulsando la investigación histórica y la producción editorial.
Entre sus obras destacan: “Barcos de Papel”; “Homenaje a Sor Juana”; “Antología Mexicana de la Poesía Religiosa”; “Cantares cerca del mar”; “El cine criatura de Dios; “Historia de la literatura en Tamaulipas”; “Antología de poesía femenina contemporánea”; “La comunicación de la enfermera en el hospital”; “Sociología Familiar”; «Mi Ciudad», «El Reloj en Vela», «Tampico a Vuelo de Concord»,«Tampico es lo Azul», » Nuevas Crónicas de Tampico» y «La Evangelización de Tamaulipas» en varios tomos.
Falleció fiel a su formación cristiana
El poeta Edmundo Font comenta acerca del padre González Salas, “Don Carlos siempre fue un inconforme. Trató, por todos los medios a su alcance, de organizar socialmente a los desposeídos, condenando siempre cualquier método violento. En esa etapa promovió y fundó cooperativas entre pescadores”.
“La vida lo trató con extremo rigor durante sus últimos años. Había superado una aguda etapa de depresión y regresó al mundo con renovados bríos. Recibió algunos reconocimientos, pero lo más importante fueron las publicaciones de algunas de sus obras. A los pocos sufriría una caída que lo dejó postrado después de una intervención quirúrgica de la que nunca pudo recuperarse”, menciona el escritor.
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El padre González Salas, fiel a su legítima formación cristiana, escapó lo más que pudo de las vanidades terrenas, incluidas las eclesiásticas y fue radical en su respeto y entrega a una disciplina. Edmundo Font, señala en su artículo sobre la muerte del Padre Salas.
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“Conmueve saber que al sentir próximo su último aliento, el padre Carlos se incorporó, ayudado por una de las personas que lo atendían, y falleció hincado, apoyado en su cama”.