Después de florecer por dos años, el campo de Lavanda S23 de Altamira fue afectado por un hongo que estuvo a punto de secar el cultivo.
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Este lugar que ha venido a aromatizar el sur de Tamaulipas y pintar de un tono distinto a los sembradíos de Altamira se encuentra en el rancho San Gertrudis, sobre el kilómetro 63 de la carretera Tampico-Mante.
Emma Lucia Wiliamson, pionera en el sembradío de esta planta en la entidad, explicó que en este tercer año de siembra, han tenido que luchar contra este hongo, mientras que los primeros dos años esta actividad se realizó sin problema.
“Nos enfrentamos al primer problema grave que es un hongo que afecta al cultivo del sorgo este es un hongo empezó a afectar a la lavanda por medio la tierra y es como si le tapara la boca y no permitiera que se alimentara, que se nutriera”, explicó a El Sol de Tampico.
Ante el problema pidieron apoyo al Instituto Politécnico Nacional (IPN) para encontrar una solución, donde fueron atendidos por el Doctor, Jesús García, investigador del Instituto de Microbiología Genómica.
“En media hora nos contestaron, nos dijeron ‘nos interesa mucho que el proyecto sea un éxito’ han trabajando con nosotros hombro con hombro, el Doctor Jesús García dice que ya es lavandero de corazón”, apuntó.
Para hacer frente a la plaga preparan un caldo especial que inocula el hongo y que ha comenzado a dar resultados.
“Se debe a la afectación de la raíz, que inhibe el óptimo desarrollo de las plantas. en los últimos meses hemos estado trabajando en lo que ha ocasionado este factor, con lo cual contamos con la asesoría de gente entusiasta y especializada en este tema”, apuntó.
El objetivo es aprovechar el potencial que existe en Tamaulipas y sembrar 20 hectáreas de lavanda ya que para producir 150 mililitros de aceite esencial se requieren 40 kilogramos de esta flor.
“Nacimos con la intención de introducir el cultivo de la lavanda estas tierras tamaulipecas, somos pioneros en el cultivo de la lavanda en esta zona, toda la lavanda viene de Europa del mediterráneo y del medio oriente”, precisó.
Mediante estos esfuerzos el campo de lavanda se recupera y muy seguramente regresará a su florecimiento para pintar los campos altamirenses de violeta.