En la arena o en el agua del Golfo de México, los llamados buscadores de tesoros recorren playa Miramar, al sur de Tamaulipas, en busca de objetos de valor extraviados por bañistas.
A paso lento avanzan por la costa maderense, con el detector de metales recorriendo el suelo, y la atención puesta en el sonido que emite al encontrar un objeto.
Pero no todos las alertas de estos aparatos son indicativo de un tesoro encontrado, ya que la mayoría de las veces se trata de fichas, clavos, rondanas o incluso latas que son encontradas entre la arena.
Es una actividad en crecimiento, al grado de haberse conformado el primer grupo de buscadores de tesoros del sur de Tamaulipas llamado “Jaibos Detector” integrado por residentes de los municipios de Tampico, Ciudad Madero, Altamira e incluso Xicoténcatl.
Eudis Landaverde, conocido como Francisco Villa, es quien encabeza esta agrupación que se realiza como un hobbie en el mar, principalmente aprovechando el amanecer y cuando la marea está baja.
“Buscamos objetos metálicos perdidos de valor, pero lo que más encontramos son monedas, anillos de oro y plata”, dijo el buscador, quien aseguró que lo que abunda son los clavos y corcholatas los cuales retiran de la zona de bañistas, fungiendo así como limpiadores del ecosistema marino.
Además de la zona de playa también desarrollan esta actividad de búsqueda en parques y cascos de haciendas abandonadas “lo más valioso que he encontrado es un centenario de los llamados Azteca de Oro que vendí en 13 mil pesos”, dijo Eudis a El Sol de Tampico.
En tierra José Ángel Arizmendi recorre la zona de palapas, con un artefacto de búsqueda más sencillo asegurando que “es una tendencia que viene de playas de California, donde hay buscadores con aparatos más sofisticados y encuentran verdaderos tesoros”.
La búsqueda de tesoros es una actividad en crecimiento en las costas del Golfo de México, donde los practicantes se arman de paciencia y detectores de metales esperando encontrar objetos de gran valor entre la arena o en el lecho marino.