La probable visita de Blanca Jiménez Cisneros, directora de la Conagua a Tampico, para conocer la problemática causada por la sequía y la filtración de agua salada al sistema lagunario Chairel, sería favorable porque podría acelerar el arranque de las obras hidráulicas tan necesarias para reducir la amenaza latente de desabasto, señaló el Consejo de Instituciones Empresariales del Sur de Tamaulipas.
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La funcionaria, que ya estuvo en la zona a finales de enero pasado, ya conoce la situación que vive la región y empresarios del CIEST sostienen reuniones cada semana con funcionarios de Conagua, incluyendo con sus directores de proyectos y de finanzas, pero de ser cierto "podría adelantarse la segunda etapa que comprende la construcción de nueve diques de concreto y tablaestacas metálicas, que sustituirán las contenciones provisionales de sacos de arena", informó la Bertha Laura Salinas, presidente de ese organismo.
Sobre el tema, Luis Apperti Llovet, quien es el responsable de la Comisión de Agua del CIEST, explicó que por ahora ya acabó el ingreso de agua salada a la laguna del Chairel y es probable que si llueve deje de sentirse la salinidad en el líquido que reciben los hogares y las empresas.
“No sabemos si va a venir o cuándo porque Blanca Jiménez ya había recibido otra comisión presidencial y había dejado Conagua, por lo que no dejó de sorprender el comentario de ayer martes del presidente Andrés Manuel López Obrador en la tradicional conferencia de prensa”.
EN JUNIO PODRÍAN LICITAR
Dijo que por lo pronto avanza el plan que sea en junio próximo cuando sea publicada la licitación para la asignación de la obra de los nueve diques y esclusas, que con una inversión de 80 millones de pesos se reducirá el problema de desperdicio de agua dulce o el ingreso de salinidad.
Por gestiones del CIEST, a través del programa Pro Agua, Conagua aceptó aportar 20 millones de pesos, las alcaldías de Tampico, Madero, Altamira y Pánuco, así como industriales de AISTAC harán una aportación similar y se continuarán las tareas para completar el resto y que la obra quede terminada en este mismo año.
Esta sería la segunda etapa del proyecto y la intención es continuar la tercera fase del proyecto, que deberá actualizarse y necesitara recursos superiores a los mil 200 millones de pesos, el cual de hacerse reducirá la amenaza de desabasto y atraería inversión privada.
Apperti Llovet aseguró que la problemática del agua ha sido factor en contra para la llegada de nuevas industrias e incluso dos empresas asentadas en Altamira decidieron suspender planes de expansión multianual porque no tienen garantía de suministro eficiente de esa materia prima.