La escuela Artículo 123 “Aurelia García Rodríguez” surgió para que los hijos de trabajadores de la refinería extranjera El Águila tuvieran un sitio para la educación cerca de su centro de trabajo. El plantel, con casi un siglo de historia, sobrevivió a la Expropiación Petrolera.
Desde entonces y hasta la fecha se ha mantenido firme y activa recibiendo niños de toda la zona sur, localizada en la avenida Álvaro Obregón, justo frente a la refinería “Francisco I. Madero”.
ESCUELA DESDE 1929
Este edificio fue construido en 1917 para los cursos de capacitación de los empleados y obreros de la refinería El Águila; pero en 1929, ante la demanda de tener una escuela en esa zona, se tomó la decisión de hacerla un plantel educativo para hijos de obreros.
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El 18 de Marzo de 1938 llegó la Expropiación Petrolera, impulsada por el entonces presidente Lázaro Cárdenas, adjudicando al país la explotación, refinación, embarcaciones, oleoductos y edificios a las empresas foráneas.
Así, los bienes de la Compañía Mexicana de Petróleo El Águila, la Huasteca Petroleum Company, la Sinclair Pierce Oil Company, la Mexican Sinclair Petroleum Corporation y sus filiales o subsidiarias, entre otras, pasaron al estado mexicano bajo el aval de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Entró el país en tiempos de ordenamiento del proceso petrolero y lo que este involucraba, a lo que la ya escuela sobrevivió y hasta nuestros días se le conoce como escuela “Refinería”, ya que solamente una calle la separa de este centro refinador, hoy denominado refinería Francisco I. Madero.
La directora del plantel, Sixta Bautista Juárez comentó que el edificio no ha tenido ninguna modificación, únicamente el techo se ha rehabilitado para evitar riesgos en los estudiantes, su campana es la misma desde que abrió sus puertas y se mantiene intacta a pesar del paso del tiempo.
La población estudiantil en estos momentos es de estudiantes 50% hijos de trabajadores de Petróleos Mexicanos (Pemex) procedentes de 43 colonias de Ciudad Madero y algunos de Tampico, que acuden a pesar de estar retirados sus domicilios.
Son constantemente involucrados en procesos de capacitación y simulacros, para estar prevenidos y preparados ante cualquier eventualidad.
En el año de 1984 a la escuela le fue puesto el nombre de “Aurelia García Rodríguez”, en memoria de la profesora que estuvo en servicio en el plantel por 60 años, la cual inició como maestra hasta llegar a ser directora.
UN PIANO CON TECLAS DE MARFIL
En su interior alberga una joya artística, un piano donado por las empresas que venían del extranjero y que es originario de Chicago, el cual data del año de 1862.
Sus teclados son de marfil y fue realizado de madera de cedro, mismo que se ubica en la sala de dirección de la institución.
Bautista Juárez comentó la anécdota de la profesora de música Luisa Fernanda Vicencio Sequera, quien para motivar a los alumnos tocaba hermosas melodías, con los bellos acordes del piano.
Sin embargo, dejó de trabajar en el año 2018 y el instrumento quedó en uno de los rincones del área administrativa, siendo ella, la maestra Luisa Fernanda, la última en sacar música de esa pieza histórica.
DEPENDEN DE PEMEX
La directora Sixta Bautista explicó que ya varias escuelas Artículo 123, que pertenecen a Petróleos Mexicanos, fueron entregadas a los estados en Veracruz, San Luis Potosí, Nuevo León y Guanajuato.
Pero hasta estos momentos este plantel es uno de los que aún subsisten de aquel auge petrolero y que reciben apoyo de la paraestatal para darle mantenimiento y rehabilitación.
CASI CIERRA
Hace cuatro años estuvo a punto de cerrar, al considerarla un riesgo para los niños al estar cerca de la refinería “Francisco I. Madero”, pero padres de familia y personal docente realizaron diversas gestiones ante autoridades del gobierno del estado, quienes apoyaron que siguiera trabajando.
La escuela Artículo 123 “Aurelia García Rodríguez” superó la Expropiación Petrolera y sus cambios, ahora el embate de la pandemia y la educación a distancia, manteniendo su nivel académico y la emoción de sus alumnos y maestros por acudir a esta histórica escuela, misma que se despierta cada mañana como desde hace casi un siglo.