El endurecimiento de la sequía en regiones ganaderas tamaulipecas y del norte veracruzano, empeorado por la emergencia epidemiológica por Covid-19, encarecieron el precio del ganado vacuno y de 30 % a 50 % la carne en mercados porteños y en las tiendas de autoservicio.
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Esos incrementos agudizaron la caída en la demanda del producto, pues su consumo disminuyó 80 % entre las familias locales, las cuales prefieren otras proteínas menos caras como pollo, cerdo y pescado, expresó Luis Sobrevilla Hernández, de la Unión de Carniceros de los mercados porteños.
Al inicio del año la carne de res fresca costaba entre 140 y 150 pesos el kilogramo, pero ahora esos precios subieron hasta 170 pesos en mercados municipales y en carnicerías de barrio, mientras que en las tiendas de autoservicio se comercializa desde 220 pesos.
La variación en los precios ha puesto en una situación económica muy difícil a los pequeños expendios, pues al bajo consumo se agrega la multiplicación de la competencia por empresas congeladoras que venden sobre los 95 pesos el kilogramo y las cuales controlan hasta el 50 % de la demanda local, agregó el empresario.
El consumidor prefiere ese tipo de producto por el costo menor, pero sin razonar que se trata de alimento de mala calidad, que lleva meses bajo refrigeración y en ocasiones hasta es carne de desecho desde sus países de origen, como por ejemplo Estados Unidos y Canadá.