Por Mirna Hernández
La invasión de manufacturas chinas y la indiferencia oficialamenazan la subsistencia de la industria de artesanías a base deconchas, arenilla, coco, madera y otros productos del mar, que pormuchas generaciones han elaborado artesanos tampiqueños y queabastecen el mercado regional y son parte esencial delflorecimiento del turismo.
En Tampico y Madero son más de 300 artesanos dedicados a laelaboración de llaveros, relojes, joyeros, plumas, floreros,ceniceros, artículos religiosos y bolsas y decenas de productosmás que siguen teniendo en esa actividad su sustento económicoprincipal.
Ana Luisa Ramírez Padilla, artesana y comerciante desde hacemás de 40 años, asegura que fueron su padre y abuelo Alejandro eIgnacio Ramírez respectivamente quienes le heredaron este oficio,el que también explotan sus tres hermanos, permitiendo contribuiren el enriquecimiento de la región y mantener viva esatradición.
Aunque desde la administración estatal pasada, la elaboraciónde concha, caracol y otros productos marinos dejó de serconsiderada artesanal y consecuentemente fue desaparecida de lossegmentos para recibir apoyos oficiales, la petición es que elgobierno actual acepte crear estímulos y publicitar esamicroindustria, a fin de que no desaparezca.
A pesar de que no hay escuelas ni capacitación para formar alas nuevas generaciones, se necesita incentivar en los niños yjóvenes el amor por esta actividad artesanal, que todavía essostén económico de cientos de familias en Tampico y madero,principalmente, expresó.
Ismael González Herrera es parte de la nueva camada deartistas, que dejó sus estudios de preparatoria para incorporarsea este rubro industrial y dice que desde hace diez años aprendióel oficio y produce imágenes religiosas a base de madera y concha,además de alhajeros, pulseras, portaplumas y otras artesanías quese comercializan en la Bajada Juárez y el bulevar costero deMiramar.
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Existe un gran trecho de diferencia en las mercancías chinasque igualan todas las figuras, pero la gente debe aprender adistinguir que los asiáticos simulan el caracol con plástico y deesa manera preferir los productos hechos en la localidad paraincentivar esa industria, señaló Considera que hay suficientetalento en la localidad que necesita ser estimulado para fomentarla innovación y desarrollar nuevas técnicas para la elaboraciónde piezas, que tienen un gran gusto entre el turismo que llega a lazona.
Como en todas las artes, en esta las manos de los fabricantesmuestran su destreza para armar las conchas de caracol o abulón,para ser transformadas en souvenirs o recuerdos que los visitantesadquiriran en tiendas locales, mercados municipales, playa Miramaro la típica bajada Juárez.
DEL MAR A LA CASA
La señora Ramírez explica que el primer paso para estaindustria, compuesta por microempresas es comprar la materia prima,que generalmente llega de regiones del Océano Pacífico, aunquetambién de esta parte de Tamaulipas, que es comercializada porpescadores o familias que se dedican a la recolección de conchasde mar de todos los diseños, colores y tamaños.
Los costales con conchas llegan a los talleres, donde sonlavados y pulidos o si es necesario barnizados para convertirlos enrecuerdos o productos decorativos para las casas.
Aunque las ventas no tienen el auge de otros años, explicó quelos turistas gustan de llevar souvenirs a sus familias y son losperiodos vacacionales de Semana Santa y el verano los de mayordemanda de las artesanias típicas de Tampico.
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