Puntera en el liderazgo de la defensa empresarial, la Asociación Regional de Comerciantes e Industriales Mexicanos (ARCIM) deja huella en la era moderna de la región, pues con miras de altura ha empujado, gestionado y alcanzado logros en favor de la vida económica y el progreso social del sur de Tamaulipas.
Fundada el 22 de junio de 1932 por un puñado de empresarios, que aspiraban disponer de bases sólidas para la protección y ayuda que hiciera florecer la actividad mercantil mexicana que en ese tiempo era controlada por árabes, chinos y españoles, la ARCIM es, desde entonces, actor protagónico de peso en la transformación progresista de la conurbación Tampico, Madero y Altamira.
Manuel D. Castillo, Francisco Ruiz Leal, Manuel Jordán Aguilera, José Valdiosera, David Vite, Enrique Espinosa, Adalberto Elizondo, Diego Alonso Hinojosa, Aurelio Cadena, Alfredo Cárdenas Galván, Abdón Guerra, Teodoro Aceves, Jesús Herrera, Marcos Castañón y Fernando Aldape, entre otros más, son recordados con respeto y admiración como los pioneros del organismo.
En el libro “La ARCIM y Yo”, Pedro Leandro Anzures, quien por muchos años se desempeñó como gerente, escribió que ARCIM nació peleando contra la injusticia, defendiendo con entereza a sus asociados, como ocurrió con Augusto Eichelman y Antonio Heredia.
Narra luchas y logros como el vencimiento al monopolio de la distribución de azúcar, en ese tiempo en manos de unos cuantos especuladores, la defensa de comerciantes establecidos en el predio conocido como la Sonora, así como las campañas contra la desnutrición infantil a mediados del siglo XIX.
Y recuerda un acontecimiento importante, como la inauguración el 16 de septiembre de 1951 del edificio sede, durante la gestión como presidente de Aurelio Santos Gonzalez, quien apoyado con el esfuerzo de 168 socios se empeñaron en comprarlo y transformarlo en su recinto.
LOS LOGROS SON MUCHOS
Pero las gestiones y alcances no pararon y el señor Roosevelt González Lima, quien fue dos veces presidente, hace memoria y narra el impulso a las gestiones y el trabajo en equipo para lograr la construcción de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, así como la apertura del desaparecido Banpeco, que facilitaba créditos e inyectaba liquidez a los comercios.
“Nuestra organización no solo defendía los intereses de los comerciantes, profesionistas, industriales o locatarios de los mercados municipales, veía las necesidades de la zona y emprendía acciones para convencer al gobierno de hacer obras y mejorar servicios públicos.
Así, lograron la construcción del segundo puente Moralillo sobre el río Tamesí, la modernizacion de la red de alumbrado público del centro histórico y hasta la defensa de los empresarios salineros en Altamira, así como una larga lista de logros para insertar a la zona en la modernidad.
Socio activo desde 1970, el comerciante papelero desempolva los recuerdos con pasión y narra el liderazgo que ejercía en la vida pública la ARCIM, constituida con la encomienda de no mezclarla con la politica, religión o credo alguno.
Don Roberto Rodríguez Casados guarda muchas vivencias como testigo del andar arcimeño desde 1946, cuando era empleado del empresario zapatero Humberto Salinas Gutiérrez.
“Me gustaba mucho asistir a las reuniones, había muchas personas combativas, que se oponían a los excesos del gobierno, como sucedió en una ocasión que pretendían aumentos desmesurados en los precios de las gasolinas”.
La protesta la encabezaron Humberto Salinas, Leopoldo Pérez Chapa, Agustín R. Luna y Aurelio Santos, quienes después tuvieron que vivir como proscritos, porque hicieron manifestaciones y se opusieron abiertamente a esos incrementos. Después ya convertido en empresario, encabezó dos veces el consejo directivo de la asociación, la que considera ha sembrado arraigo, llevando mucho beneficio para la zona y desde su inicio aglutina a mucha gente importante en la vida empresarial, que constantemente exige un mejor desempeño del gobierno y la realización de obra pública que mejoren la competitividad regional.
INSTITUCIÓN RESPETABLE
El señor Felipe García Uribe, expresidente de la Asociación, narra que desde 1962 participaba como invitado en las reuniones de trabajo arcimeñas, atestiguando las acciones que empredían en la defensa de la vida mercantil, de comerciantes e industriales.
Fue en 1971, una vez que abrió la peluquería “Excélsior” en la calle Olmos, entre Altamira y Obregón, que decidió convertirse en socio formal de la ARCIM, donde además de hacer muchos amigos, trabajó de la mano con la directiva de ese entonces, en acciones para facilitar el quehacer productivo.
Ser socio de este organismo tiene muchas ventajas, pues las cuotas a pagar son accesibles y se tiene derecho al apoyo de contadores públicos que facilitan el cumplimiento fiscal, con el Seguro Social, las oficinas de Tránsio, Comapa, CFE y otras muchas instancias, lo que la hace una institución de respaldo, menciona.
EL SOCIO MÁS ANTIGUO
El optometrista Jaime Enrique Etienne Vázquez cumplió 87 años de vida y 62 años de ser miembro activo de ARCIM y, aunque nunca encabezó la directiva, deja claro que ha sido promotora del desarrollo económico y progreso social de la zona conurbada.
Se trata del socio más antiguo y resalta la tarea de la institución de apoyar la vida empresarial, dignificar la actividad de negocios, así como la de sus dueños, trabajadores y familias.
Dice que pertenecer tanto tiempo al organismo ha sido muy agradable, porque ha atestiguado la ardua tarea de socios y directivos, que con ética y valores la posicionaron como líder en la gestión del engrandecimiento de la zona.
COMPROMISO VIGENTE
El actual consejo directivo que preside María Dolores Martínez Cañez, junto a Benjamin Larrión, Bárbara Lugo y David Guajardo Bárcenas, asegura que el organismo sigue vigente en estos tiempos de coronavirus, porque mantiene los ideales que dieron luz a la ARCIM de luchar por el desarrollo de las empresas tampiqueñas.