Justo el día de su cumpleaños -este lunes 20 de agosto-, doña Amparo Martínez Zaragoza pasó un día como casi todos: trabajando desde muy temprano, disfrutando a su hija y nieta y conviviendo con clientes, amigos y vecinos que la aprecian.

Doña Amparo tiene 68 años y se mantiene activa desde que tiene 16: primero, para ayudar a sus padres y después, para asumir la responsabilidad de sacar adelante a su hija, con quien formó una familia unida por el valor del amor y las ganas de mejorar su calidad de vida.

Desde hace más de medio siglo, la señora Amparo divide su tiempo entre el trabajo y su familia. Durante muchos años laboró para una empresa que prestó sus servicios a una institución médica y después, cuando se jubiló, decidió dedicarse de tiempo completo a otra de sus actividades: la preparación y venta de alimentos, en su vivienda de la colonia Las Violetas, en donde recibe todos los días a vecinos, clientes de hace años y nuevos comensales que llegan a disfrutar de los guisos que prepara.

Siempre sonriente, amable y atenta con los clientes -los conozca de años o no-, doña Amparo se dice agradecida con Dios, con la Virgen de Guadalupe y con la vida, porque ha tenido la oportunidad de trabajar para sacar adelante a su familia.

Yo trabajo todos los días desde que tengo 16 años. Cuido mi salud, trato de estar siempre alegre, de disfrutar a mi hija y mi nieta, quien aunque ya está estudiando la universidad, también nos apoya trabajando, porque ese es un valor que hemos compartido siempre”.