Nuestra historia comienza la noche del domingo 18 de septiembre de 1955, en la sala de redacción de EL SOL DE TAMPICO. Un reportero cierra la edición del día informando la velocidad del viento: 132 km/h. Los vidrios crujen.
En breve, el ciclón Hilda de categoría dos tocará tierra, sumiendo gran parte del sur de Tamaulipas y el norte de Veracruz bajo el agua.
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Al mediodía, la Compañía Aérea Mexicana reportó que el ciclón tropical se encontraba en el Golfo de México a 241 km del puerto de Tampico. A las 16:00 horas, empezó la lluvia. A principios de septiembre, el paso de la tormenta tropical Gladys inundó las zonas bajas del territorio. La llegada de Hilda potenció el desastre.
El amanecer después de un huracán
"La mañana del 19 de septiembre de 1955, el agua cubría el techo del Mercado Municipal y cerca del 70% de la ciudad estaba sin electricidad.
Decenas de familias pasaron el día sentadas en los techos de sus casas, acompañados de pájaros y gallinas. Cientos de personas se refugiaron en escuelas, parques, iglesias y edificios públicos". Miles más no volvieron a ver un amanecer.
El 75% de los vidrios del Hospital Carlos Canseco colapsaron. Su área infantil diseñada para 60 pacientes, era el refugio de más de 300 niños y niñas. La laguna del Chairel casi invadió la planta potabilizadora municipal.
En el muelle, Hilda hundió 30 lanchas, un barco remolcador y dejó varados tres barcos tanques. En la Isleta Pérez, el agua alcanzó una altura de 1.60 metros, inundando talleres, oficinas y bodegas, provocando la pérdida de mercancía y maquinaria.
Aunque la mayoría de los negocios permanecieron cerrados, algunas tiendas levantaron sus cortinas. En Tampico lo hicieron El Mejor Pan, La Flor de México y El Recreo; en Ciudad Madero, operaron la Cooperativa de Consumo de la Sección Uno del STPRM y la tienda CEIMSA para trabajadores petroleros. Los bancos abrieron de 8:30 a 11:00 horas.
Al mediodía del lunes 19 de septiembre, Horacio Terán, gobernador de Tamaulipas, declaró a Tampico en estado de emergencia. El documento oficial señaló que a partir de ese momento y hasta nuevo aviso, Luis Cueto Ramírez, general brigadier de la Octava Zona Militar, era el responsable del orden y la seguridad en la región.
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Compartir la mesa y el pan
En 1955, el precio regular del litro de leche era de un peso con 40 centavos, el lunes 19 de septiembre se vendió en cuatro pesos. Mientras algunos comerciantes donaron su mercancía, otros optaron por esconderla.
Se aumentaban centavos al precio del azúcar, harina y frijol. En la Plaza de la Libertad, el costo de la mojarra se duplicó, pasando de dos pesos con 50 centavos a cinco pesos.
Por otro lado, las empresas Pescados y Mariscos y Pesquera Tampico reducían el importe de sus productos. El kilo de camarón gigante fresco pasó de 16 pesos a cuatro pesos con 50 centavos.
La Cámara Nacional de Comercio y la Secretaría de Economía de Tampico instaban a los comerciantes a solidarizarse con la situación y establecieron multas de 15 días de prisión para quienes incrementarán los precios de la canasta básica.
En las zonas rurales de Veracruz, Hilda arrasó con comunidades enteras, sumiendo a sus habitantes en uno de los escenarios más adversos de su historia.
En entrevista para este periódico, Lidia Pérez recordó el momento en que siendo una niña, en la comunidad El Sendero, en Pueblo Viejo, su papá colocó una garrafa de combustible sobre el tanque donde almacenaban la comida.
La intención del señor era evitar que los alimentos se mojaran, en su lugar, el aire derribó el bidón que se vació sobre las provisiones: “Durante muchos días comimos galletas con sabor a petróleo”.
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Helicópteros sobrevuelan la ciudad
El miércoles 21 de septiembre de 1955, Warren C. Stewart, cónsul de Estados Unidos en México, arribó a la ciudad. Después llegaron los helicópteros de la Fuerza Aérea Norteamericana.
El viernes 23 de septiembre, John Frank Milles, mayor, y Thurman Laurence, teniente, permanecieron 12 horas en el aire, repartiendo cuatro mil 500 kilogramos de alimentos a bordo de un helicóptero modelo 268.
A pesar del caos, el domingo 25 de septiembre a las 15:30 horas en el Estadio Tampico, el equipo local y el Atlante salieron a la cancha. El marcador final fue dos a uno, a favor de la casa, con dos goles de Lupe Díaz.
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En el Atlántico, los barcos de vapor Forester de la línea Harrison y el Almdyk de la empresa Holland American, provenientes de Liverpool y Rotterdam respectivamente, comunicaron su cambio de destino. Giraron rumbo al puerto de Veracruz, dejando atrás el puerto jaibo.
Nuestra crónica finaliza unos días después de cuando comenzó. Es el lunes 26 de septiembre de 1955, la ciudad continúa en estado de emergencia.
En las instalaciones de este periódico puedes escuchar el sonido de las máquinas, las prensas están encendidas, publicando el primer borrador de la historia de Tamaulipas. A pesar de Hilda, cada mañana sin falta podías oír el grito: ¡El Sol! ¡El Sol de Tampico!