Sin atractivas salidas del sol que tiñan de múltiples colores el cielo, los amaneceres en el Hospital y Clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en la zona sur de Tamaulipas son cada vez más multitudinarios.
Desde antes de las cuatro de la madrugada las personas comienzan a llegar para formarse en busca de los escasos medicamentos, pero también para lograr consultas de especialidades donde el descontrol se evidencia todos los días.
Mucho antes del amanecer son ya decenas los que esperan afuera de la Clínica 77 y en la parte inferior del Hospital Regional No. 6, todos buscando mejorar o mantener la salud propia o de familiares que enfrentan diversos males.
Carmen “N” se levantó a las 02:30 de la mañana del viernes, vive en la colonia Solidaridad, Voluntad y Trabajo, al norte de Tampico, y desde hace varios días espera por un medicamento que le hace falta a un familiar que padece hipertensión y se ha visto muy afectado en los días pasados con las elevadas variaciones de presión atmosférica.
Tuvo que pagar taxi porque a las 03:30 aún no hay autobuses de la ruta Borreguera-Tampico y fue la primera en llegar, sentándose en las escaleras de la clínica donde por cientos se cuentan estas historias que por temor a represalias y mayores retrasos en la entrega de los fármacos prefieren el anonimato.
Unos minutos después, a las 04:05 horas, llegó a la zona del Hospital la señora Claudia “N”, procedente de la colonia Las Flores de Ciudad Madero, quien busca atención de la especialidad de infectología para su esposo diagnosticado con el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH).
Ella arribó primero porque a él le tocó el turno de madrugada como vigilante en una empresa ubicada en esta zona sur de Tamaulipas. Su esposo la semana pasada acudió a resurtir su medicamento para controlar el virus en la sangre y fue enterado que tenía que ser consultado por el médico infectólogo, aun cuando su cita de control le tocaba hasta mayo de 2020. La causa es que al parecer cambiarán el medicamento que le suministran -actualmente Truvada y Efavirenz-, pero la cuestión es que el especialista se ve superado y solo puede atender a ocho pacientes al día, cuando la demanda diaria es por lo menos el triple. Y en tanto no sea consultado la medicina no se la entregan.
Unos pasos más adelante -en la zona baja del hospital- estaba Cristian “N” que se dirigía al Banco de Sangre; después Sofía “N”, que busca una cita con el oftalmólogo y así la mayoría de las personas.
No son todavía ni siquiera las 04:30 de la mañana y eso parece ya una romería. A un costado, en la Farmacia de Especialidades del Hospital, la fila comienza a formarse.
Los mismos pacientes tienen que organizarse para enlistar a quienes van llegando primero y evitar que los que no madrugaron se adelanten y les ganen el codiciado lugar. Para las 06:00 de la mañana los vigilantes abren las puertas y el mar de gente se arremolina en busca de salud.
El turno de las primeras enfermeras o auxiliares de los cosultorios empieza las 07:00 de la mañana comenzando el proceso de selección para ver quiénes sí serán atendidos por los médicos rebasados por la demanda y quiénes deberán madrugar un día más.
Los primeros rayos del sol no mejoran la situación, solo evidencian la grave problemática de sobredemanda que persiste en los espacios del IMSS, donde médicos, enfermeras y fármacos son insuficientes para quienes buscan únicamente su legítimo derecho a la salud.
El paso de las horas
- Viernes
- 02:30 h Carmen “N” se levantó
- 03:30 h Aborda un taxi a la clínica
- 04:05 h llega al Hospital la señora Claudia “N”
- 04:30 h El lugar empieza a saturarse
- 06:00 h Los vigilantes abren las puertas
- 07:00 h Inicia la admisión de pacientes en los consultorios