Los incrementos que ubicaron a la carne de res de hasta 200 pesos por kilogramo y la contracción en la capacidad de consumo de las familias por la crisis de salud pegaron fuertemente a los negocios de ese giro en mercados municipales, lo que ocasionó la quiebra masiva de carnicerías de barrio.
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Las familias dejaron de consumir de dos a tres kilos por semana de esos productos alimenticios en sus diferentes presentaciones y ahora solo compran un promedio de medio kilo cada dos o tres días y buscan alternativas más baratas para alimentarse, señaló Luis Sobrevilla Martínez, miembro de la Unión de Carnicerías de Tampico.
El desempleo se duplicó entre la población local y con ello hay gasto menor en la compra de proteína animal, empeorando el resquebrajamiento económico de los expendios populares y concentrado las compras en tiendas de autoservicio y establecimientos de productos congelados.
“Los grandes perdedores han sido los negocios de barrio, los cuales prácticamente desaparecieron en la mayoría de las colonias de Tampico, Madero y Altamira porque no tienen capacidad de absorber los ajustes a los costos de operación, ni el decremento del consumo causado por la pandemia”.
Su precio ha incidido en la caída de las compras, pues al inicio de 2020 los cortes populares se vendían en máximo de 140 pesos, pero al cierre de diciembre se ubicó hasta 190 pesos y ocasionando que en el consumo nacional de carne siga en picada, con 61 kilos per cápita en los últimos años, en contraste con los 100 kilogramos registrados en otros países ricos.