Las compras de alimentos fiados, que van desde huevo, leche, tortillas, arroz, frijol o hasta refresco es un modo de subsistencia muy antigua, pero que va en crecimiento entre las tiendas de barrio de la localidad, sobre todo por los insuficientes ingresos de las familias.
La Cámara Nacional de Comercio en Pequeño señaló que ese método pone en riesgo las finanzas de los minoristas, pero es una práctica que persiste porque no hay circulante y también proporciona que las misceláneas sean preferidas sobre las tiendas de conveniencia.
Las ventas a crédito son muy variables, aunque promedian entre los 200 y 600 pesos por semana, sobre todo en épocas de clases, porque las familias no tienen dinero inmediato para solventar sus necesidades básicas, expresó el director de ese organismo empresarial Jesús Carballo Martínez.
Condiciones como la falta de recursos económicos, las deudas, y el aumento de precios, hacen que esa práctica tenga incrementos no solo en los barrios pobres, sino también en colonias de media baja, lo que hace necesario que los pequeños comercios se vean fortalecidos con créditos bancarios de bajo costo, agregó.
En ese sentido, dijo que el organismo ha hecho alianza con instituciones bancarias para que faciliten préstamos a los comerciantes y prestadores de servicio y les aporten liquidez.
La Asociación Nacional de Comerciantes en Pequeño explicó que alrededor de 26 millones de mexicanos recurren a las tienditas de abarrotes para pedir fiado y muchas veces la mitad de los clientes del comercio en pequeño recurren “a la libreta” de las compras fiadas, con la promesa de liquidar o cubrir la cuenta en una semana o hasta quince días.
“Las ventas de fiado se convirtieron en apoyo que ofrece el pequeño comercio a la microeconomía de millones de familias, y aunque no es una práctica nueva, es un mecanismo que permite cubrir las necesidades básicas de los hogares de menos recursos".
Don Martín, propietario de la miscelanea "Lupita" en el segundo cuadro de la ciudad, aseguró que tienen una larga lista de clientes a los que les fía hasta 300 pesos por semana. El riesgo es mucho, pues a veces la cartera vencida llega hasta el 50% de los vecinos que no han pagado, aunque también es una forma de subsistencia de la tienda, indicó. Con una antigüedad de más de 15 años en el negocio, dice que desde siempre ha vendido fiado y los mismos clientes mantienen su crédito pagando a tiempo.
Las ventas a crédito bajan cuando los niños dejan de ir a la escuela, aunque después van a la alza porque la gente no tiene ingresos suficientes para cubrir sus gastos básicos.