Suele pensarse que las fechas caducidad y consumo preferente son lo mismo, pero no. Sus significados son muy distintos y representan en la mayoría en todos los casos, aprovechar o desperdiciar los alimentos en el hogar.
Ante ello, la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) ha emitido una serie de recomendaciones con el fin de que la ciudadanía tenga un mayor conocimiento de esto.
INTERPRETACIÓN DE LAS FECHAS EN ALIMENTOS
El comprender el significado de estas indicaciones en específico, varía del tipo de producto y de las acciones que se hayan realizado en su manipulación desde su adquisición.
Suscríbete a la edición digital de El Sol de Tampico aquí
El puntual seguimiento de las mismas evitará desde problemas de salud hasta el mejor aprovechamiento de los productos, muchos de ellos de la canasta básica.
TIPO DE ALIMENTOS Y SU CADUCIDAD
La advertencia de caducidad se refiere a que un alimento deja de ser seguro para el consumo y puede representar un riesgo a la salud del consumidor. Ante ello se pide evitar su ingesta.
El tipo de alimentos a los que aplica con en especial los llamados productos perecederos como carnes, pescados, productos al vacío o pasteurizados.
¿QUÉ SIGNIFICA FECHA DE CONSUMO PREFERENTE?
En el caso de consumo preferente es que estos se refieren a las propiedades del producto siempre y cuando el envase no se haya abierto o manipulado de manera inadecuada.
En ese sentido se debe interpretar que la fecha de consumo preferente se refiere a la fecha en que el alimento mantiene intactas sus propiedades mientras esté cerrado, una vez abierto el producto inicia un proceso natural donde comienza a perder algunas de sus cualidades físicas pero su consumo sigue siendo seguro.
PRODUCTOS QUE NO DEBES COMER SI EL EMPAQUE SE DAÑÓ
La Procuraduría Federal del Consumidor da a conocer que se trata de productos como sopas, legumbres, aceite, productos desecados y productos esterilizados (enlatados), como es el caso de las conservas.
Debe tomarse en cuenta que algunos productos envasados, suelen durar varios años y pueden consumirse sin riesgo siempre y cuando no registren ningún tipo de golpe o abolladura.
En el caso de los tarros, la tapa no debe estar abollada o inflada. Si es así, debe descartarse de inmediato independientemente de la fecha de caducidad o de consumo preferente.