Una nueva tendencia entre escuchar sonidos que originan trastornos mentales está cobrando fuerza entre los jóvenes, situación por la cual autoridades exhortan a los padres de familia a estar atentos sobre cómo utilizan sus hijos los dispositivos móviles, al ser los aparatos que con mayor frecuencia se usan para este fin.
“Con la llegada de las redes sociales, los chicos están expuestos de muchas maneras a ver perjudicada su salud, sobre todo quienes están por mucho tiempo en la internet y que toman como estilo de vida ir siguiendo las modas que se empujan en las comunidades virtuales, pueden caer en situaciones muy peligrosas como este tipo de enajenación”, explicó.
Expuso el director del Centro de Integración Juvenil (CIJ), Jorge Arévalo Castelán, quien menciona que “las llamadas drogas auditivas pueden originar ciertas alteraciones a nivel cerebral que pueden distorsionar la realidad y generar afectaciones en el comportamiento o el funcionamiento normal del sistema nervioso central”.
“Dependiendo del sonido, su intensidad y el tiempo que se exponga el joven, puede tener efectos depresores, igual que una droga que se ingiere o estimulantes, por eso han hecho la similitud de decir que se ‘drogan escuchando’, porque actúa directamente a través del sistema nervioso central y es lo que coordina todas nuestras funciones”, señaló.
Mencionó que es necesario que los adultos sepan que existe esta tendencia para estar más atentos en la vigilancia de los jóvenes, pues existen buena cantidad de páginas en la Internet que no sólo proporcionan de manera gratuita estos paquetes de sonido enervantes sino otras cosas que alteran y pueden ir cambiando la conducta de los jóvenes.
El consumo de las llamadas “Drogas Auditivas” está subiendo en el país donde se han detectado por lo menos 100 sitios en la Internet con sede en México, donde se puede tener acceso a esta música enervante, situación que empezó a causar alerta entre las autoridades sobre un posible incremento de esta tendencia entre jóvenes.
Estos efectos actúan por medio de un mecanismo descubierto en 1939 por el investigador alemán H.W. Dove, quien identificó algunos sonidos llamados biaurales, que pueden provocar cambios en la conducta. Se trata de sonidos colocados en diferentes niveles, de modo que quien los escucha capta uno con cada oído y al identificarlos por separado, el cerebro trata de procesarlos y crea la onda biaural.