La zona sur vive una enorme paradoja, pues mientras posee una gran riqueza del recurso agua, el amago de desabasto hacia la población y la industria se yergue cada año por el atraso de casi 50 años de la construcción del plan hidráulico integral del sistema lagunario del río Tamesí.
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Y en contraste con el mundo que está mirando distinto al agua pues su precio ya cotiza como el oro o el petróleo en bolsas financieras de Wall Street, en nuestra región hay un derroche de siete metros cúbicos por segundo, por la carencia de infraestructura para detener su desperdicio y duplicar el potencial que sirva para atraer más inversión privada.
La muestra clara del problema de desperdicio son los bajos niveles que registran lagunas de la zona sur de Tamaulipas en pleno invierno e inicio del 2021, por lo que este año se espera que la crisis de agua se agudice afectando a productores primarios, secundarios y terciarios.
El especialista en temas hídricos, Refugio Delgado Delgado, plantea que la inconsistencia burocrática, falta de interés y descoordinación entre las administraciones federales y estatales juegan un papel significativo en este pasivo, porque obstruyen la conclusión y actualización de estudios y proyectos ejecutivos iniciados desde finales de los 70, los que además insertan obras de equipamiento urbano e hidroagrícola para la zona de Mante - Xicoténcatl en el sur tamaulipeco y primera etapa Pujal-Coy en Oriente de San Luis Potosí, además del norte de Veracruz.
Este abandono atribuible a la indiferencia de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), ha traído graves daños y el ejemplo es que la infraestructura existente permanece infrautilizada y a la fecha requieran de rehabilitación mayor la presa Chicayán, así como los embalses Ramiro Caballero Dorantes y Emilio Portes Gil, que tienen la función de aprovechar los escurrimientos del río Guayalejo y sin dejar de resaltar los casi inexistentes diques vertedores del sistema lagunario del río Tamesí.
PROYECTO AUTOFINANCIABLE
Lo que se necesita, dice el Ingeniero Delgado, es crear verdadera conciencia respecto a la importancia de los recursos hidráulicos de la zona, en especial replantear las viabilidades técnicas, económicas, ambientales, socioeconómicas y políticas con la renovación del macroplan hidráulico integral en la cuenca baja del río Pánuco en el oriente de San Luis Potosí, norte de Veracruz y sur de Tamaulipas.
La propuesta multicitada por empresarios, ambientalistas y especialistas subraya que se debe incluir la actualización de estudios, proyectos y obras de alcantarillado sanitario, tratamiento de aguas residuales, drenaje pluvial en cuencas urbanas, obras de riego y protección contra inundaciones, a la que es altamente vulnerable la zona metropolitana de Tampico y los municipios veracruzanos aledaños.
La inversión para consolidar ese proyecto es multimillonaria, pero completamente financiable con base en las recaudaciones por las concesiones de aprovechamientos de los ríos Pánuco, Valles, Tampaón, Guayalejo, sistema lagunario del río Tamesí a industrias privadas y paraestatales.
Así, con esos recursos que cobra Conagua, podrían darse inversiones del orden de mil millones de pesos anuales en infraestructura hidráulica, que garantice el suministro para los pobladores, la industria y otros grandes consumidores como el agrícola.
Incluso, propone, podría reformarse la Ley Federal de Derechos para hacer una redistribución justa para inversión en infraestructura de presas e irrigación, protección contra inundaciones y equipamiento servicios públicos que se cobran muy bien y que históricamente no han podido mantener y complementar redes de agua potable, plantas de tratamiento de residuos, así como en drenaje pluvial urbano.
COMPETITIVIDAD MULTIPLICADA
El recurso agua es hoy la bandera del Consejo de Instituciones Empresariales del Sur del Tamaulipas (CIEST) y su presidente Jesús Abud Saldívar resalta que el tema debe ser prioridad para todos los que habitamos esta zona, pues está en juego la salud pública y el futuro económico regional.
Es claro y apunta que corresponde a la Comisión Nacional del Agua (Conagua) encabezar los proyectos de recuperación de la calidad del agua y poner fin al desperdicio por el mal estado del sistema de diques, comenzando desde el llamado “Camalote”.
“Nuestro sistema lagunario produce dinero y la Conagua capta cada año más de 600 millones de pesos por impuestos, pero sistemáticamente se ha negado a realizar obras que paren la fuga masiva en sus diques de almacenamiento y resolver el azolvamiento crítico”.
Hacer esos proyectos tendrían un efecto multiplicador, porque se disminuiría la amenaza de escasez en tiempos de sequía y haría a la región más atractiva para la expansión industrial, pues complementaría la oferta de gas y electricidad.
VISIÓN CORTA DE CONAGUA
El CIEST lamenta que no se haya logrado atraer la atención de los gobernantes, en especial de la Federación, por la visión corta de Conagua que voltea hacia otro lado y desaira la amenaza recurrente de desabasto hacia la población, la industria y poniendo en riesgo la producción la cadena de valor, los empleos y además la posibilidad de atraer más capital.
La última inversión de 27 millones de pesos se hizo en el 2012, en el año antepasado se prometieron recursos para comenzar la reparación del dique El Camalote, pero la burocracia inacabable no lo permitió.
Este 2021 llegó con un espejo de agua de 50 centímetros, cuando normalmente promedia los 80 centímetros en el sistema lagunario Chairel.
Las zonas ricas tienen agua y esta región la posee, expone Jesús Abud, pero hace falta compromiso para aprovecharla y mantener y desarrollar la industria, la que podría hacer crecer dos veces más, agregando el suministro con calidad a la población, pero que desafortunadamente no parece que pronto alcanzaremos.