Tampico Alto, Ver., enero 3.- Acuacultura no es una opción para pescadores del norte de Veracruz, quienes no tienen interés en esta actividad, que desconocen por la falta de capacitación, la ausencia de recursos económicos y falta de apoyos oficiales.
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La falta de recursos, capacitación y apoyos oficiales mantienen marginados a miles de pescadores que tienen familias empobrecidas a pesar que se han creado asociaciones, uniones y desarrollado programas, así como planes que se han quedado en documento por las políticas gubernamentales.
Marco Hernández Armenta, pescador y exdirector de Fomento Agropecuario, dijo que en el norte de Veracruz existen ríos, lagunas, esteros y presas donde se pueden poner en marcha proyectos de acuacultura que ayuden a todas las familias que dependen de la pesca tradicional, actividad que ha disminuido de forma alarmante por la sobreexplotación que han hecho permisionarios y pescadores furtivos.
La laguna de Tamiahua tiene un gran potencial para la acuacultura por el extenso litoral de la misma, y también la maricultura por la facilidad de acceder al mar por la barra de Tampachiche, pero ningún pescador tiene la capacidad económica para llevar a cabo esta actividad productiva, así como tampoco la capacitación. Este mismo problema se presenta en la laguna de Pueblo Viejo, donde la principal actividad económica es la extracción del ostión con métodos tradicionales, lugar donde los pescadores no consideran la opción de cultivar este bivalvo con el método de suspensión por carecer de recursos para implementar la infraestructura.
La indiferencia de los pescadores para poner en marcha proyectos de cultivo de especies de escama y mariscos, se debe principalmente a la burocracia ante las dependencias, la falta de capacitación para estas prácticas productivas, pero el factor principal que enfrentan es la escasez de recursos económicos para poner en marcha un programa de pesquería sustentable.
INCONCEBIBLE PESCA FURTIVA
Para los pescadores formales resulta inconcebible la gran cantidad de pescadores que se dicen libres, pero que en realidad se trata de pescadores furtivos, que no tienen respeto por las leyes, las vedas o reglamentos, ya que utilizan redes prohibidas, depredando especies y dañando el entorno ecológico de los vasos lacustres.