Ante la cercanía de San Valentín y el ambiente donde se vive el amor a flor de piel, surge la necesidad de cuestionarnos sobre este sentimiento y los tipos de parejas que existen en nuestros tiempos. Las relaciones abiertas cada vez cobran más popularidad, sin embargo, siguen siendo un tema tabú rodeado de muchos mitos y prejuicios.
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Una relación o un matrimonio abierto “es el término que se le da al acuerdo que hace una pareja que vive en unión libre o en matrimonio, de tener otras relaciones íntimas sin sentirse traicionados, es decir, sin considerar estas relaciones externas como infidelidad”, explica Lizbeth Cruz Rodríguez, doctora y máster en Terapia Familiar y de Pareja.
Actualmente las personas se cuestionan los conceptos tradicionalistas como el matrimonio, la monogamia y la infidelidad, “por lo que surgen variadas formas de relaciones humanas. Entonces vemos familias con hijos adoptivos, divorcios seguidos de nuevos matrimonios, personas que viven en pareja sin casarse, relaciones virtuales, parejas del mismo sexo y otras formas no tradicionalistas de ser familia o pareja”.
PLACER Y AMOR: EL COMBO “IDEAL”
Sobre los motivos que llevan a dos personas a aceptar una dinámica de esta naturaleza, la psicóloga y máster en Terapia Familia y de Pareja, Diana Silva, comenta que “una de las razones es que buscan una satisfacción inmediata y que el estímulo se renueve de manera constante. Una relación de esta naturaleza permite que las personas se sientan fugazmente enamoradas y que puedan sumar o cambiar de pareja de forma libre, lo que resulta placentero y agradable para todos los neurotransmisores que se producen a nivel cerebral”.
QUÍMICA DEL AMOR
Añade que “los neurofisiólogos aseguran que se activan 29 áreas cerebrales cuando nos enamoramos, además, se incrementan 14 neurotransmisores y siete hormonas. Cuando la persona siente que ya no es suficiente el placer que le produce una relación, busca sumar otra para sentir nuevamente sensaciones placenteras”.
AUTOCONOCIMIENTO Y COMPROMISO
Antes de aventurarte en estas relaciones, es muy importante que seas claro y sepas lo que quieres, “que seas capaz de expresar puntualmente tus necesidades y que llegues a acuerdos con las personas que te estás relacionando. Creo que también se requiere una mente abierta, la capacidad de adaptación y flexibilidad, pues una relación abierta implica diversos cambios de roles, de interacción, de convivencia y debes adaptarte rápido a esos cambios para no sufrir por ellos”, asegura la especialista.
Por su parte, Cruz Rodríguez añade que el principal aspecto a considerar es que ambas partes tiendan a esta preferencia, que les gusten este tipo de relaciones. Pues cuando solo un miembro de la pareja acepta dicho acuerdo para no separarse, se corre el riesgo de que se sienta incómodo o traicionado.
“El mutuo acuerdo, la comunicación abierta, la honestidad y el respeto a las reglas o límites que establece la pareja en lo particular son las características que se han de considerar para que este tipo de relaciones funcionen”, enfatiza la entrevistada.
Es aquí donde también subraya que un aspecto significativo previo es definir el tipo de relación que queremos, “de exclusividad sexual, abierta, breve o duradera; basada en el amor romántico o en el pasional”.
VENTAJAS: SEXUALIDAD LIBRE
Ambas expertas coinciden en que dichas relaciones permiten a las parejas disfrutar de su sexualidad y de sus formas de concebir el amor, ya que “quienes deciden tener relaciones abiertas viven constantemente en la novedad, el desafío y lo no previsto. Situaciones que se van perdiendo en las relaciones monógamas o cerradas que con el tiempo llegan a caer en la rutina y en el tedio”.
Diana Silva enfatiza que si la pareja está eligiendo una relación abierta es porque evidentemente ve ventajas, “piensan que es una forma de refrescar la relación, de verse con mayor afecto o cariño cuando vuelven a estar juntos o incluso de valorar más a la persona con la que están”.
Indica que, sin importar las edades, hacer que funcione es cuestión de responsabilidad compartida, “que los involucrados deben hacer su parte y cumplir con las promesas o los acuerdos previos”.
ESTE INCERTIDUMBRE
Aunque no todo es color rosa, pues “efectivamente existen riesgos en las relaciones abiertas que van desde la incertidumbre de ser desplazado por alguien que le guste más a la pareja, que se enamoren de una de las personas con que se relacionan, hasta el desarrollo de conductas celotípicas de parte de uno de los participantes en la relación, que pueden llegar a ser muy desagradables”, explica Cruz Rodríguez.
A la par, señala la probabilidad de un embarazo concebido con un compañero extraconyugal y los riesgos de alguna enfermedad de transmisión sexual (ETS).
EXPLICÁNDOLE A LOS MÁS PEQUEÑOS
¿Es prudente explicarles a los niños lo que sucede? En el caso de los matrimonios con hijos, Cruz Rodríguez comenta que cada papá y cada mamá tiene una idea muy particular de los valores que quiere enseñar a los pequeñitos y para evitar los mensajes confusos, estos han de ser congruentes con sus propias conductas.
“Tratándose de personas con ideologías basadas en la libertad y en el reconocimiento del individualismo, es probable que no tengan conflictos en despejar las dudas de sus hijas e hijos cuando estos pregunten sobre el tema o sobre los participantes de las relaciones extraconyugales si éstos conviven con la familia. Si la pareja más bien valora la intimidad, seguramente conservará en el ámbito privado su sexualidad, pues la sexualidad es un tema de esposos, no de hijos”.
También Diana Silva enfatiza la necesidad de tomar medidas para no confundirlos respecto a los roles que se juegan, “con los niños siempre es mejor hablarles con la verdad, aterrizando el lenguaje y los datos acorde a la edad que tengan”.
Finalmente, ambas coincidieron que actualmente ya no podemos hablar de un tipo de familia sana o única, hablamos de “las familias”, diversas en tipos y formas, mientras que sean funcionales, son válidas, incluyendo las familias con relaciones abiertas.