Abuelitos, historias de sabiduría…Doña Marí

Miguel Díaz

  · lunes 21 de agosto de 2017

Nuestro personaje de este día, en el marco de la celebracióndel Día del Abuelito, es María S. Ledezma Hernández, conocidapor muchas personas como “Doña Mari”, quien aparte de sermamá de cuatro hijos y abuelita de siete nietos, se desempeñacomo secretaria en el Gremio Unido de Choferes (GUCH); a pesar desu edad conserva el gusto de trabajar y muestra su gratitud anteDios por permitirle seguir siendo útil y todo lo que le ha dado entodo este tiempo.

Originaria de Villa Cuauhtémoc, Veracruz donde vio la luz en elaño de 1940, pero desde muy chica su mamá Hermenegilda Galeana,se la trajó a vivir aquí al entonces pujante y creciente puertode Tampico, empezó a trabajar como taquimecanógrafa el 15 dediciembre de 1955, después de haber sido testigo del ciclón“Hilda” y los efectos de la inundación que dejó a su pasodonde vio cómo su casa quedó completamente inundada teniéndoseque ir a refugiar toda la familia hasta la ciudad de Monterrey,Nuevo León, con un tío.

Con una charla amena y siempre con la alegría que lecorresponde y sentada atrás de un escritorio que a su vez tiene uncristal arriba y abajo de éste se observa una serie defotografías de recuerdo y hasta billetes de colección dediferente denominación, doña Mari amablemente accedió acontarnos parte de su vida.

Cuenta con 76 años de edad y a partir de los 15 años empezó atrabajar en el Gremio Unido de Choferes (GUCH) lugar al que llegódespués de haber estado como secretaria Meritoria en laFederación de Trabajadores de Tamaulipas pertenecientes a laConfederación de Trabajadores de Mexicanos (CTM) cuando erasecretario general Rafael Salinas, quien le dio la oportunidad delaborar en el mes de junio de 1955 en las oficinas del gremiosindical que se ubicaban en aquel entonces a un costado del CasinoTampiqueño por la calle Salvador Díaz Mirón.

“Aquí entré a trabajar al Gremio Unido de Choferes el 15 dediciembre, después de que el entonces dirigente Juan Villanuevasolicitó una secretaria para que viniera a reemplazar a la que sefue al siguiente día que llegué, quien solo me mostró dondeestaba el archivero y el manejo de la lista de asistencia y medejó sola y a partir de ahí empecé a trabajar en este edificio,primero en la planta baja y posteriormente en la planta alta”,explicó María S. Ledezma Hernández.

A partir de ese momento ella se ha convertido en uno de lospilares del tradicional y emblemático Gremio Unido de Choferes,siendo testigo de las múltiples asambleas de choferes, cuando elentonces dirigente Carlos Casanova quien fungió como SecretarioGeneral de 1956 al año de 1981, junto con sus agremiados hacíanvaler sus derechos como trabajadores del volante y se manifestabanpor las detenciones arbitrarias de Tránsito de Tampico o tambiénel alza a las gasolinas.

“Me ha tocado trabajar con cuatro Secretarios Generales,primero Juan Villanueva que fue cuando entré a trabajar,posteriormente Carlos Casonava de 1956 a 1981, Juan Capitán Ramosde 1981 a 1983, Luis Gallegos de 1983 al año 2005 y a partir deahí Estuardo Urive Santiago a la fecha y durante todo este tiempome ha tocado laborar desde los acuerdos de actas constitutivas,contratos colectivos de trabajo, solicitud de vacaciones para loscompañeros que laboran en las diferentes empresas cuyos sindicatosde trabajadores afiliados al Gremio, cobro de cuotas a loscompañeros choferes y lo sigo haciendo con gusto”, explicó.

A pesar de su avanzada edad Doña Mari, goza de una saludenvidiable y una memoría mejor que la de una mujer en plena edadproductiva, disciplina en su trabajo y en su hogar pero sobre todorespetuosa del horario de entrada a laborar de 10 de la mañana alas dos de la tarde y de las cuatro de la tarde a las ocho de lanoche, afirma que la puntualidad le ha permitido conservar eltrabajo.

En sus 61 años de trabajar de una manerra ininterrumpida comoSecretaria del GUCH le tocó realizar los diferentes oficios, actasde acuerdos entre trabajadores y patrones, asambleas entre otrosmuchos en maquinas de escribir mecánicas “donde la fuerza paraaplanarle a las tecla era tú unico aliado al momento de elaborarlas diferentes actas, en la que empleabas papel carbón, no tepodías equivocar pues tenías volver a hacer todo de nueva cuenta,no te tenía que fallar la ortografía y menos en poner o quitaruna letra al momento de escribir”, explicó.

También durante estas seis decádas de trabajar también letocó ser testigo del funcionamiento de la Estación de Servicio deGasolina de la Sociedad Cooperativa “Gremo Unido de Chóferes”que funcionaba en la Avenida Hidalgo esquina con calle Cuarta en lacolonia Aurora “durante muchos años lleve la contabilidad de esagasolinera, donde se llevaba una contabilidad de cuantos litros sele vendían a cada socio del GUCH y al final del año se le daba unporcentaje de apoyo a cada concesionario del transporte”.

Otro de los testimonos que nos platicó doña Mari fue lorelacionado a que el GUCH en el periodo de Carlos Casanova “fueen ese periodo cuando el Gremio Unido de Chóferes fue haberobtenido la franquicia para importar carros norteamericanos yponerlos a trabajar como coches de ruta para posteriormentelegalizarlos en el país, una servidora se encargaba de realizarlos tramites correspondientes”.

A la fecha nuestro personaje del Día del Abuelito, atiende atodos los socios de este gremio sindical y es increíble observarque a cada uno de ellos los identifica por su nombre yapellidos.

En el baúl de los recuerdos nos proporcionó una serie defotografías y refiere “se conservan estas fotografías, por queel Gremio Unido de Chóferes es uno de los sindicatos más antiguosde Tampico pero de más trascendencia y beneficio para susagremiados”.

El secreto de María S. Ledezma Hernández a sus 76 años deedad es sentirse útil y sobre todo “ver todo con una actitudpositiva, observar que cada día Dios te da la oportunidad de vivirpero también agradecerle por todo lo que te ha dado desde teneruna familia, gozar de salud así como también tener ganas deseguir trabajando”, concluyó.

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