“Yo fui aquí en el Sol de Tampico -que será hace unos 12 ó 13 años- el último en abandonar la máquina de escribir mecánica, me resistí siempre, pero como mis columnas, que a veces eran largas, tenían que ser procesadas por otras personas, entonces para evitar este trabajo doble tuve que empezar a usar una computadora, ya como todos”.
Suscríbete a la edición digital de El Sol de Tampico aquí
Recuerda el periodista Raúl Pazos Dávila, quien inició su carrera en los impresos en 1964, hace ya 56 años, “estudiaba la abogacía y tenía la inquietud de ser reportero, solicité en el periódico el puesto y empecé como practicante a finales de ese año, acompañando a reporteros ilustres como Antonio Martínez Leal, José Luis de Anda Yancey y un reportero inolvidable de la fuente policial José Gallo González”.
Las coberturas que se hacían en aquella época, afirma el decano del periodismo en la zona, eran infinitamente distintas a lo que es ahora. En aquel tiempo se traía solo una libreta de taquigrafía y una pluma en la bolsa trasera del pantalón.
El periodismo era un trabajo muy laborioso, hoy la utilización de los distintos dispositivos que existen, hacen más dinámico el trabajo de los reporteros, pero no más fácil, “en general el arte de la entrevista y del reporteo no ha cambiando esencialmente, yo creo que todo deriva del ímpetu y del entusiasmo del periodista”.
Las teclas, ya sea en máquinas de escribir, en computadora o dispositivos móviles solo sirven para seleccionar las letras, recalca, lo que le da sentido a una nota o información es el ánimo, el ingenio del reportero “para los que tenemos vocación cualquier nota puede ser encantadora, uno es el que tiene que darle el punto y el sazón”.
Entre los reportajes que realizó, está cuando se hundió un carguero mexicano en Tuxpan, Veracruz “me fui de enviado, junto al compañero fotógrafo Jesús Guerrero, entrevistamos a familiares de los marinos, porque ese buque desapareció repentinamente y nunca se volvió a saber nada del barco; hicimos un trabajo muy bonito de la desaparición del Tuxpan, trabajo que estuvo nominado para premio nacional de periodismo, fue uno de los que más recuerdo”.
Cuando la tinta se te mete en la sangre nunca volverás a ser igual, eso lo resume todo, sentencia el columnista de El Sol de Tampico.