La mañana de aquel 30 de agosto de 1921 fueron vitoreados con gran júbilo al bajar de su aeronave Lincoln Standard, el piloto Charles V. Pickup y el jefe administrativo de “El Águila”, una las compañías petroleras más poderosas del mundo, Humberto Jiménez.
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El capitán era el primero en conducir una aeronave con un pasajero con boleto pagado y el segundo era la primera persona que viajaba en un vuelo comercial, ambos hacían historia en la aeronáutica civil de México y el mundo.
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A casi 100 años de aquella hazaña que marcó el inicio en Tampico de la aviación comercial en el norte de América, muchas historias han surcado los cielos del puerto, unas conmovedoras, otras heroicas y algunas de triste memoria, teniendo muchas de ellas algo común: fueron relatadas en las páginas de El Sol de Tampico.
Entre las historias más emotivas está la ocurrida en el vuelo de la compañía Servicios Aéreos Especiales (SAESA) el 31 de diciembre de 1968, cuando un avión tipo Douglas DC-3, salió a las 2:15 de la tarde de Reynosa con rumbo a Tampico.
En el vuelo 21 personas regresaban de la frontera para venir a pasar los festejos de fin de año, entre ellas se encontraba Nora Elsa Martínez Salazar, quien cumplía en esa fecha sus quince años y se preparaba para su celebración. Los familiares estuvieron esperando el vuelo hasta la media noche y nunca llegó.
El aeropuerto de la ciudad se convirtió entonces en punto de reunión de decenas de personas que angustiosamente veían el horizonte en busca del vuelo. Cuatro días después se enterarían por El Sol de Tampico que la aeronave había chocado con un cerro en la comunidad de Dientes de Moreno, en el municipio de Aldama, Tamaulipas.
La magnitud de la tragedia tomó forma en la redacción del reportero Rubén Cepeda y del material fotográfico de Enrique Álamos, que después de una travesía en la profundidad de la Sierra de Tamaulipas, que duró dos días saliendo desde Aldama y llegando, primero en vehículo, luego a caballo y más tarde a pie al paraje, lograron las primeras impresiones del lamentable accidente, donde no hubo sobrevivientes.
Antes, la misma compañía, el 30 de octubre de 1968, había protagonizado otro episodio noticioso, está vez, parecido a un pasaje de una novela de espías. Pues otro avión de SAESA que salió de Tampico rumbo a Reynosa, fue secuestrado por un sujeto que pistola en mano obligó a seguir el vuelo más allá de las fronteras mexicanas.
Juan Francisco Zurita, el joven de 20 años que ordenó a los pilotos no aterrizar en Reynosa, vía un recado con una azafata, dijo que había abordado en Tampico el avión, aunque en la lista de pasajeros no figuraba. En la plática que tuvo con los capitanes del vuelo les mencionó que ya no quería estar en México y que por eso les pidió aterrizar en Brownsville, llegando hasta ciudad de Texas agentes del FBI que lo detuvieron, saliendo todos ilesos.
También en el registro de la hemeroteca de El Sol de Tampico está la remodelación de la terminal área que en 1967 inició para concluirse en 1970, hace 50 años, con la modernización de todo el aeropuerto internacional de Tampico que fue nombrado Francisco Javier Mina desde entonces y que dejó atrás a la histórica terminal del puerto.
Las nuevas instalaciones dieron paso a una renovación de las actividades aeroportuarias en la región, lo que contribuyó que en el sur de Tamaulipas se abrieran complejos industriales y petroquímicas, además de consolidar el comercio y el sector turístico, pues fue inaugurado en conjunto con otras obras importantes.
El Sol de Tampico guarda en su memoria, además de hechos ocurridos en la terminal área, las historias de los innumerables personajes que han arribado al puerto en avión, así como la de la gente que transita por el aeropuerto, en su columna “Aeroviajeros”, que desde el inicio del rotativo da cuenta de la vida que tiene esta importante zona de encuentro y desencuentro en el puerto.