El lunes 25 de octubre de 1999, a las 21:00 horas, se estrenó “Yo soy Betty, la fea”, abordando la vida de Beatriz Pinzón Solano, una economista con una alta capacidad intelectual que no conseguía trabajo debido a su aspecto físico. Concebida originalmente para unos cuantos capítulos, terminó por convertirse en “la telenovela más importante de la historia”. ¿Cuál fue el motivo de su éxito?
La historia provino de la pluma de Fernando Gaitán, guionista colombiano, quien también es la mente detrás de los argumentos de “Café con aroma de mujer” y “Hasta que la plata (el dinero) nos separe”.
Nuestra historia comienza con una silla vacante en el puesto de secretaria
De acuerdo a la telenovela, las familias Mendoza y Valencia son las propietarias de la empresa “Ecomoda”, valorada en cerca de 50 millones de dólares. Cuando Roberto Mendoza, presidente de la compañía por 35 años, decide jubilarse, realiza una concurso para determinar quién será su sucesor.
Por la silla directiva compiten Armando Mendoza, ingeniero industrial, amigo de Mario Calderón, quien es el vicepresidente comercial. Entre ambos idean un plan de negocios que promete duplicar las ganancias de la casa de modas.
Por otro lado, está Daniel Valencia, gerente de recursos financieros del gobierno, con una propuesta más reservada sobre los ingresos económicos futuros de la compañía.
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Quienes van a determinar quién liderará “Ecomoda” es la junta de accionistas. De la cual forman parte Roberto Mendoza, Margarita Sáenz, Camila Mendoza, Marcela Valencia, María Beatriz Valencia, junto con una serie de miembros minoritarios encabezados por Mario Calderón, además de Armando y Daniel.
La votación favorece a Mendoza, quien es apoyado por su mamá, hermana, amigo y por su novia, Marcela Valencia, a la cual le propone matrimonio con una fecha incierta, para asegurarse su voto. En tanto, Roberto Mendoza vota por Daniel Valencia.
Armando, junto con Mario, tienen fama de ser hombres mujeriegos, quienes entablan relaciones fugaces con las modelos de los desfiles de Ecomoda. La situación se complica debido a los celos de Marcela Valencia, quien desea que su pareja se vuelva un hombre fiel y juicioso. Para cerciorarse de ello, logra que su amiga Patricia Fernández, se convierta en la secretaria de presidencia.
Fernández estudió seis semestres de finanzas en la San Marino, por lo cual es considerada como la mejor opción para el puesto. Sin embargo, Beatriz Pinzón, quien está desesperada por conseguir trabajo, también se postula para la vacante.
El plan de negocios estaba equivocado
Para complicar la historia, resulta que el plan de negocios, presentado por Armando Mendoza y Mario Calderón, es incorrecto. No calcularon bien los ingresos y egresos corporativos, por tanto, el proyecto es inviable.
Obstinado en seguir en la silla presidencial, Mendoza le solicita a Betty que realice una serie de cambios a la propuesta. Ella lo hace, pero le advierte que la reducción en materiales es tan drástica que podría provocar daño a la empresa. Mendoza buscando obtener el dinero que prometió, decide apostar por la iniciativa a pesar de los obstáculos.
Tras una serie de malas decisiones, Ecomoda se encamina a la quiebra. Para prevenir el embargo por parte de los acreedores, Armando idea la siguiente estrategia: conformar una sociedad fantasma que absorba a Ecomoda y decide poner a Pinzón Solano como única dueña de Terramoda.
Embargados por la paranoia de que “Betty”, asistente de presidencia, pueda terminar adueñándose del capital de los Mendoza y los Valencia, Mario Calderón convence a Armando Mendoza que la única opción es enamorar a la joven economista.
El capítulo donde Armando besa a Beatriz Pinzón Solano alcanzó los 25 millones de espectadores en Colombia.
“La historia más exitosa en la historia de la televisión”
Años después de emitirse el final de “Yo soy Betty, la fea”, los premios Guinness (“Guinness World Records”) la consideraron la producción más relevante en la historia de televisión. Tal título se amparo en los siguientes hechos:
- Transmisión global simultánea entre Latinoamérica y España
- Fue doblada a más de 15 idiomas
- Adaptada en 19 países
En México se realizó la versión “La fea más bella”, en tanto en España el nombre seleccionado fue “Yo soy Bea”.
¿Cuál es la opinión de los televidentes?
El portal especializado IMDb le concede una calificación de 8.3 sobre 10. Entre las reseñas de los usuarios se encuentran aseveraciones tales como:
“Salvo algunos cabos sueltos, es una historia bien hecha”; “Cada uno de los actores y actrices conocía y apreciaba a su personaje”; “No hay héroes ni villanos, es una trama con personajes reales repletos de matices”; “Es ligera, entretenida, ingeniosa y divertida”; y “Te hace sentir el ritmo, la presión y la dinámica de dirigir una empresa”.
Aunados a los comentarios anteriores se encuentra: “Te muestra las victorias y decepciones de los personajes de manera realista”; “Se convierte en parte de tu vida”; “Te sujeta el corazón, las entrañas y el cerebro”; “Saca a la luz la arrogancia de la sociedad actual”; “Te produce al mismo tiempo tristeza y alegría”; junto con “Está a la altura de las expectativas”.
¿Síndrome del Patito feo?
El sábado 11 de noviembre de 1843, Hans Christian Andersen publicó “El Patito Feo”. Casi dos siglos después, el cuento continúa siendo un referente cultural.
La premisa detrás del cuento es que un patito durante mucho tiempo discriminado por su aspecto, descubre que su infortunio únicamente se trataba de una mala racha, ya que se había equivocado de estanque y él, en verdad, era un cisne.
Algo parecido sucedió con Beatriz Pinzón Solano, una especie de “patito feo” que a pesar de su inteligencia y trabajo arduo era despreciada debido a su apariencia. La cual, a su vez, era el resultado de una baja autoestima.
Acostumbrada a ser subestimada, Beatriz comienza a desarrollar un apego emocional hacia su jefe, Armando Mendoza, quien viendo su potencial, decide convertirla en su mano derecha.
Al final, Beatriz Pinzón Solano, de quien la mayoría hacía escarnio, termina por convertirse en la presidenta de una de las compañías más importantes de Colombia; además de casarse con uno de los solteros más codiciados.
Para un segmento de la audiencia “la historia de amor” entre Betty y Armando no es el epítome del romanticismo, debido a las mentiras y engaños que rodearon la relación. Otros, en cambio, opinan que ambos aprendieron a amarse cuando se convirtieron en la mejor versión de ellos mismos. La respuesta es subjetiva.
El universo de “Yo soy Betty, la fea”
En la mayoría de sus aventuras, Betty estuvo acompañada de su mejor amigo, Nicolás Mora, a quien nombra gerente general de Terramoda, un hábil economista capaz de generar grandes sumas de dinero por medio de inversiones, a quien también criticaban por su aspecto físico.
Otros referentes dentro del programa fueron “El cuartel de las feas” o, dicho en boca de Mario Calderón, “La secta de las feas”. El grupo estaba conformado por Aura María, recepcionista; Mariana Valdéz, secretaria de Marcela Valencia, con inclinaciones por la práctica del tarot; Inesita Ramírez, asistente de Hugo Lombardi, diseñador de Ecomoda; Sandra Patiño, secretaria del área comercial; y Bertha Muñoz, secretaría de recursos humanos, con avidez por el chisme.
Mención aparte es la de Sofía López, secretaria de la vicepresidencia financiera, a quien “le robaron” el marido en un supermercado. Aunado a Freddy Contreras, que se gastaba la mayoría de su sueldo en trajes sastres y Wilson Sastoque, portero, que la mayoría del tiempo estaba comiendo. Sin olvidar a Don Hermés Pinzón y su peculiar frase: “El diablo es puerco”.
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En conclusión, ¿por qué tuvo tanto éxito “Yo soy Betty, la fea”? Una respuesta tentativa es que fue el resultado de un trabajo en equipo, un buen guion, actuaciones sólidas, un buen equipo de filmación, edición, iluminación y producción. Sumado a ello está la hipótesis de que muchas personas se sienten como Beatriz Pinzón Solano: con deseos de sobresalir a pesar de ser subestimadas.