/ lunes 5 de julio de 2021

Lika Nova demuestra que la emotividad aún no está perdida

Hablar de rock colombiano es traer a la mente a grandes nombres como Aterciopelados, Bajo Tierra o 1280 Almas

En Colombia, tener 25 años y ser famoso lleva a pensar, inevitablemente, en esa mina de oro que es el dembow: la fábrica de talentos fugaces donde el ritmo repetido se traduce en millones de followers y, por supuesto, de dólares.

Hay, sin embargo, una escena independiente por toda Latinoamérica que se desmarca del statu quo de la industria musical. Una escena a la que pertenecen Josué Rodríguez Bessolo, Luis Felipe Rojas, Levy Rodríguez Bessolo, David Useche y Brian Coronado, cinco jóvenes con sangre de prófugos que se escapan del estereotipo del artista pop latinoamericano del momento. Ellos integran Lika Nova, una banda que se autodefine como “la tristeza bailable de los jóvenes”.

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Aquella frase bien podría aplicarse para describir a casi cualquier banda alternativa de los años 80, desde The Smiths hasta Duran Duran. Las atmósferas sonoras de Lika Nova son, por momentos, festivas, aunque de trasfondo siempre yazca una sutil melancolía.

“Siempre ha sido muy curioso que varias de nuestras canciones suenan muy felices, aunque de trasfondo sean más emotivas. Es una temática no feliz enmarcada en una música alegre. Este es uno de los contrastes que caracterizan a la banda. No necesariamente debemos caer en una depresión profunda: le buscamos el lado positivo a las cosas”, coinciden.

Hablar de rock colombiano es traer a la mente a grandes nombres como Aterciopelados, Bajo Tierra o 1280 Almas. La nueva generación a la que pertenece Lika Nova es completamente distinta, mucho menos punk. Los sintetizadores y los teclados reinan sobre las guitarras y la rabia social deja de ser la materia prima de las canciones.

“Aquí (en Colombia) sí es un poco marcado el tema generacional. Hay ciertos públicos que tienen la tendencia de quedarse en lo que escucharon en su época. Sin embargo, también hay gente muy atenta a lo que va saliendo. Creo que ese es el fuerte del ambiente latinoamericano: que la diversidad musical y cultural ha hecho que la gente esté abierta a escuchar propuestas nuevas. Estamos muy felices de ver cómo se ha consolidado un circuito que cada vez cobra más vida”, afirman.

Lika Nova acaba de lanzar su más reciente sencillo, Apuesta, el cual forma parte de un EP de cinco canciones que está próximo a ver la luz. Se trata de un material donde la banda asumió todas las labores de producción del disco, lo cual lo convierte en su álbum más personal por el grado de involucramiento que tuvieron en todos los procesos de grabación.

El grupo no es ajeno a lo que se vive en Colombia, donde la desigualdad social ha provocado manifestaciones que intentan ser apagadas con violentas represiones policiales. Una situación que tiene al país al borde de una crisis política y social que no se veía desde hace mucho tiempo, cuando las FARC y el narcotráfico controlaban grandes regiones del territorio colombiano.

“Nosotros estamos a favor de las personas que se están manifestando en las calles. Y hemos demostrado este apoyo a nuestra manera. Sabemos que viene un cambio muy positivo en el país a raíz de todo lo que está sucediendo. Porque todo esto que vivimos es el resultado de un período muy largo de estar bajo una serie de gobiernos que no han pensado en el bienestar de su población, sino de una clase política y ciertos grupos muy selectos. (Lo que vemos en las protestas) son las voces del resto de Colombia que se está alzando en contra de todos esos regímenes”.

En Colombia, tener 25 años y ser famoso lleva a pensar, inevitablemente, en esa mina de oro que es el dembow: la fábrica de talentos fugaces donde el ritmo repetido se traduce en millones de followers y, por supuesto, de dólares.

Hay, sin embargo, una escena independiente por toda Latinoamérica que se desmarca del statu quo de la industria musical. Una escena a la que pertenecen Josué Rodríguez Bessolo, Luis Felipe Rojas, Levy Rodríguez Bessolo, David Useche y Brian Coronado, cinco jóvenes con sangre de prófugos que se escapan del estereotipo del artista pop latinoamericano del momento. Ellos integran Lika Nova, una banda que se autodefine como “la tristeza bailable de los jóvenes”.

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Aquella frase bien podría aplicarse para describir a casi cualquier banda alternativa de los años 80, desde The Smiths hasta Duran Duran. Las atmósferas sonoras de Lika Nova son, por momentos, festivas, aunque de trasfondo siempre yazca una sutil melancolía.

“Siempre ha sido muy curioso que varias de nuestras canciones suenan muy felices, aunque de trasfondo sean más emotivas. Es una temática no feliz enmarcada en una música alegre. Este es uno de los contrastes que caracterizan a la banda. No necesariamente debemos caer en una depresión profunda: le buscamos el lado positivo a las cosas”, coinciden.

Hablar de rock colombiano es traer a la mente a grandes nombres como Aterciopelados, Bajo Tierra o 1280 Almas. La nueva generación a la que pertenece Lika Nova es completamente distinta, mucho menos punk. Los sintetizadores y los teclados reinan sobre las guitarras y la rabia social deja de ser la materia prima de las canciones.

“Aquí (en Colombia) sí es un poco marcado el tema generacional. Hay ciertos públicos que tienen la tendencia de quedarse en lo que escucharon en su época. Sin embargo, también hay gente muy atenta a lo que va saliendo. Creo que ese es el fuerte del ambiente latinoamericano: que la diversidad musical y cultural ha hecho que la gente esté abierta a escuchar propuestas nuevas. Estamos muy felices de ver cómo se ha consolidado un circuito que cada vez cobra más vida”, afirman.

Lika Nova acaba de lanzar su más reciente sencillo, Apuesta, el cual forma parte de un EP de cinco canciones que está próximo a ver la luz. Se trata de un material donde la banda asumió todas las labores de producción del disco, lo cual lo convierte en su álbum más personal por el grado de involucramiento que tuvieron en todos los procesos de grabación.

El grupo no es ajeno a lo que se vive en Colombia, donde la desigualdad social ha provocado manifestaciones que intentan ser apagadas con violentas represiones policiales. Una situación que tiene al país al borde de una crisis política y social que no se veía desde hace mucho tiempo, cuando las FARC y el narcotráfico controlaban grandes regiones del territorio colombiano.

“Nosotros estamos a favor de las personas que se están manifestando en las calles. Y hemos demostrado este apoyo a nuestra manera. Sabemos que viene un cambio muy positivo en el país a raíz de todo lo que está sucediendo. Porque todo esto que vivimos es el resultado de un período muy largo de estar bajo una serie de gobiernos que no han pensado en el bienestar de su población, sino de una clase política y ciertos grupos muy selectos. (Lo que vemos en las protestas) son las voces del resto de Colombia que se está alzando en contra de todos esos regímenes”.

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