Arturo tiene 17 años. Se encuentra solo en la orilla del río. De su bolsa saca un lápiz y unas sombras para pintar y delinear sus ojos. De la mochila que carga saca un vestido que sustituirá la playera y el short que viste. Su rostro nervioso se transforma con una sonrisa que contrasta con el cabello largo que cae a sus lados.
Es la primera vez que Arturo se muestra frente a alguien más como Dayanara, la mujer que es. Esa mujer que por temor al rechazo de su familia y de la sociedad homofóbica que vive en México ha tenido que esconderse tras la imagen de un chico homosexual.
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“Esa fue la primera vez que Dayanara se puso un vestido frente a alguien. Ella ya lo había hecho a solas pero nunca frente a alguien”, recuerda Bruno Santamaría, el director que a través de su documental Cosas que no hacemos registró el proceso que Arturo vivió para asumir socialmente su identidad de género.
“Cuando se pone ese vestido claramente se siente observada, se emociona y suda. Todo eso aceleró sus ganas de mostrarse como es. Se sintió protegida y seguro para pedirle a sus padres este permiso para vestirse de mujer”.
Dayanara vive en el Ejido El Roblito, en el estado de Nayarit, donde apenas viven unas 300 personas; la mayoría niños que se encuentran lejos de sus padres que trabajan a kilómetros trabajando en la pesca.
Ella juega con los niños y niñas de la localidad. Pero su secreto de mostrarse como es le agobia. Le preocupa en particular la reacción de sus padres, que aunque lo aceptan como homosexual no conocen su verdadera identidad.
“Ese momento en la cocina donde está esperando la respuesta de la madre o del padre, de la autoridad que representan, es creo lo que esperamos todas y todos cuando queremos algo que no va en el camino de las normas, de lo que ‘debe de ser’. Y nos da pánico y no nos atrevemos a realizarlo. Y de pronto cuando lo hacemos genera consecuencias como en la película”, explica el director.
Bruno Santamaría encontró esta historia cuando hablando con la mamá de Dayanara aceptó ser homosexual y no haber compartido su identidad con sus padres.
“Arturo escuchó esa plática y me dijo: Yo no soy gay, yo soy mujer. Y quiero pedirles permiso a mis papás para vestirme de mujer pero no lo he hecho”, recuerda el realizador.
“A partir de ahí el encuentro se hizo hondo, todo cobro sentido, por qué empezamos a compartir sueños, secretos, anhelos. Y comenzamos a filmar situaciones de ensueño cuando se pone el vestido. Estábamos solos, nadie lo vio en ese momento”, afirma el director.
Los retos que Dayanara vive en la localidad que radica para aceptar su identidad no se equiparan en lo mínimo a lo que enfrentará cuando salga a la ciudad, frente a una sociedad que se ríe y murmulla a sus espaldas cuando pasa.
Cosas que no hacemos es un documental sobre los retos que enfrentan las personas que aceptan vivir su identidad de género, la violencia y los riesgos de salir a la calle mostrándose cual son. La cinta se exhibió en festivales internacionales y nacionales como el de Los Cabos, Guanajuato y Guadalajara. Y el 25 de junio estrenará en las salas del circuito cultural.
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