Corrían las 19:20 horas del miércoles 6 de julio de 1988, cuando la computadora Unisys del Sistema Nacional Político Electoral comenzó a “fallar”.
Los primeros cómputos habían llegado del estado de Hidalgo y favorecían al Tricolor, pero apenas llegó la segunda tanda de resultados parecía que el triunfo sería abrumador para el Ingeniero, fue entonces cuando todos los monitores del sistema se apagaron, al poco tiempo, vino la declaración de Diego: “Se nos informa que se calló la computadora, afortunadamente no del verbo 'caerse', sino del verbo 'callar'”. Minutos después ante toda la nación Manuel lo admitía: “El Sistema se cayó”.
El día de mañana tendremos una nueva jornada electoral en varias regiones de nuestro país, concretamente en Tamaulipas, están en juego 22 diputaciones locales, las cuales serán elegidas por mayoría relativa y 12 más por representación proporcional. De las primeras, hemos visto 45 días de intensas campañas que, a pesar de ser llamadas “elecciones frías”, han levantado el ánimo de propios y extraños. Pudimos ver desde muchas trincheras la participación de todos y cada uno de los partidos y candidatos involucrados en los medios tradicionales y, por supuesto, los digitales, que han sido un escenario permanente para la expresión de ideas, propuestas, sentimientos y al parecer también de manera muy lamentable de guerra sucia.
Más allá del uso de la “Tecnopolítica” en su desarrollo y estrategia, es buen momento, amable lector, de abrir el debate sobre lo que en nuestro país no ha pasado de ser un simple experimento o ejercicio, me refiero, al uso integral de las Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC) en la aplicación puntual del ejercicio del voto, su cómputo, conteo y, por supuesto, presentación ágil y confiable de resultados del mismo. Y es que, son pocos los países democráticos en el mundo que se han atrevido a tener sus Sistemas Electorales totalmente digitalizados, desde el sufragio, hasta la presentación del resultado.
Estados Unidos lo utiliza en muchas partes de su territorio, y en el caso de América Latina son Venezuela y Brasil los que lideran este concepto, al tenerlo implementado en prácticamente todo el país, en el caso de Europa son varios los países que lo utilizan de manera ocasional, y en el resto del mundo tenemos solo el caso de la India quien lo tiene bastante desarrollado.
¿Está nuestro país listo para poder implementar un Sistema Electoral Digital?. Antes de poder dar respuesta a esta pregunta, debemos analizar ciertos parámetros, comencemos hablando de que hoy son muchas las ciudades, incluso estados completos de la república que tienen un marcado rezago en materia de telecomunicaciones, de acceso a conexiones estables a Internet y qué decir de su probable carencia de equipos de cómputo a nivel doméstico. Por otro lado, está la cultura del uso de Sistemas Digitales entre ciertos segmentos de nuestra población, mientras que “Millennials”, “Centennials” y buena parte de la “Generación X” están familiarizados con el uso cotidiano de Tecnología, en la generación dorada, “Baby Bombers” son aún reacios a utilizarla, pues la consideran ajena a su constructo social.
Sin embargo, no todo se trata de cultura de uso, tampoco de acceso a las tecnologías, en muchas ocasiones se trata también de visión y de planeación, por citar un ejemplo, el presupuesto al que tiene acceso el Instituto Nacional Electoral en 2019 rebasó los 10 mil millones de pesos, y en prácticamente 20 años de los últimos procesos electorales, el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) ha sido uno de los muy pocos, por no decir el único, avance en materia digital que ha tenido de manera tangible nuestro sistema político en México. No escribo de las “tripas” del proceso que por obviedad deben irse modernizando con los sistemas propiamente, sino de la innovación en los servicios que se prestan al elector.
Y los retos no se tratan únicamente de inversión en tecnología o del tamaño del universo a atender en un proceso electoral. India, por ejemplo, lo implementa con una población de más de mil 200 millones de ciudadanos que, si bien no todos votan, según datos de la BBC su Padrón supera por poco los 900 millones de electores. México tiene un Padrón Electoral de casi 90 millones, de las cuales en las elecciones de 2018 se detectó un abstencionismo de alrededor del 38%, ese es el principal reto a vencer con el uso e implementación de las TIC en la vida democrática del país.
Y aunque hay muchas voces que cuestionan la capacidad de brindar certidumbre en el valor de los resultados, debido a que más allá de “Quién vote”, hay un enorme poder en “Quién cuente” los votos. Es aquí donde la tecnología alza la mano, y presenta una plataforma de uso libre, que ya sustenta la seguridad de las operaciones financieras en el mundo, usada por criptomonedas y respaldada por cientos de miles de usuarios, empresas y sus correspondientes bases de datos, esta tecnología se denomina “Blockchain” y no es otra que una enorme cadena de bloques de datos descentralizados que guardan información de manera permanente para impedir que entidades externas puedan manipularla o alterarla, ya que está siempre disponible en las miles de copias que la conforman.
Sin lugar a dudas México tiene por delante grandes retos, grandes paradigmas a vencer, muchas metas generacionales que se quedaron sin respuesta, y hoy, en cada uno de nosotros, México no puede encontrar otra cosa que una generación valiente que está dispuesta a responderlas, por encima de todo, por encima de todos. México no necesita “Hashtags”, México necesita patriotas.
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