A lo largo de su historia, América Latina y el Caribe han sufrido de mucha pobreza. Este es un problema que no ha podido ser superado y que cada año se vuelve peor, además de que está pasando de ser un problema “regional” a uno “internacional”, ya que desde hace varios años, esto está fomentando que exista una migración masiva de personas que huyen de sus países para buscar mejores oportunidades de empleo y de vida en países como Estados Unidos de América y Canadá.
Esto afecta a todos en general, daña los PIB de los diferentes países e indirectamente está fomentando la práctica de acciones ilegales como la evasión de impuestos, la migración ilegal y los trabajos informales.
Los diez países más pobres según su PIB per cápita en dólares del continente americano son todos de la región del Caribe y de América Latina, y son los siguientes: Haití con 893.97, Nicaragua con 2,140, Honduras con 2,870, Venezuela con 3,100, Bolivia con 3,940, El Salvador con 4,190, Guatemala con 4,700, Belice con 4,890, Guyana con 4,940, y en décimo lugar, Jamaica con 5,480 dólares.
Mientras que los más ricos de la misma región son: Trinidad y Tobago con 16,620, Uruguay con 16,300, Panamá con 14,390, Chile con 14,210, Costa Rica con 11,800, Guyana con 9,910, Argentina con 9,100 y en octavo lugar México con 8,400 dólares.
Como consecuencia de la pandemia global, que se ha extendido por el mundo gracias al virus del Covid-19, el Producto Interno Bruto (PIB) de América Latina y el Caribe en 2020 alcanzó a caer 7.7%, lo que provocó que la tasa de pobreza extrema alcanzara el 12.5% y la tasa de pobreza llegara al 33.7%. Por lo que el total de pobres en dicha región ascendió a la cifra de 209 millones de personas (78 millones de ellas en pobreza extrema), lo que son 20 millones más que el año anterior (2019).
“La pandemia ha evidenciado y exacerbado las grandes brechas estructurales de la región y, en la actualidad, se vive un momento de elevada incertidumbre en el que aún no están delineadas ni la forma ni la velocidad de la salida de la crisis. No cabe duda que los costos de la desigualdad se han vuelto insostenibles y que es necesario reconstruir con igualdad y sostenibilidad, apuntando a la creación de un verdadero Estado de bienestar, tarea largamente postergada en la región”, comentó Alicia Bárcena.
Por ello, varios gobiernos latinoamericanos decidieron implementar más de 150 medidas de protección social que de no haber sido implementadas las tasas de pobreza y de pobreza extrema hubieran sido mucho mayores (3.3% mayor la tasa de pobreza y 5.5% mayor la tasa de pobreza extrema, para ser exactos).
En la actualidad, solamente en la región latinoamericana y del Caribe, más de 185 millones de personas sufren de pobreza y más de 63 millones en pobreza extrema.
Lo que quiere decir que por lo menos el 41% de la región es pobre y, con esa palabra, me refiero a que esa población no dispone de los recursos necesarios ni siquiera para satisfacer su alimentación.
Algunos factores y causas de que América Latina y el Caribe estén viviendo en una constante pobreza son sus modelos comerciales, el cambio climático y la inseguridad. El primero, porque su mano de obra es muy barata, por lo que las personas de la región prefieren salir de sus países y trabajar en otros que les ofrezcan mejores salarios. Esto, de forma masiva impacta de manera negativa a los mercados laborales de cada país. El segundo, porque el cambio climático ha traído sequías, inundaciones y otros fenómenos meteorológicos que han afectado de manera directa e indirecta a la agricultura y a la ganadería regional. Esto conlleva a que año con año, los cultivos alimentarios vayan disminuyendo y que las zonas rurales se vayan empobreciendo más y más. Y el tercero, la inseguridad hace que la parte de la población que no está en la pobreza quiera salir del país buscando un mejor ambiente para sus familias, pero esto afecta de manera directa al PIB de cada país.
Se puede decir que existe una “necesidad urgente de acabar con la pobreza”, ya que es un problema que lleva muchos años y que cada día se agrava más, y que se está extendiendo a otros países incluso fuera de la región. Y es por ello, que existen varias asociaciones decididas a apoyar a los países de Latinoamérica y el Caribe. Por ejemplo, la ONU tiene un reto junto a sus 193 Estados para mejorar la situación. También, se formaron asociaciones como “Ayuda en Acción”, que buscan transformar el mundo para convertirlo en un mejor lugar para todos y todas.
La CEPAL (Comisión Económica Para América Latina) cuya función es contribuir al desarrollo económico de América Latina coordinando las acciones para reforzar sus relaciones económicas con las naciones del mundo fuera de la región, pronosticó que para el año 2022 la economía de América Latina y el Caribe crecerá en promedio 2.9%. A pesar de que crecerá menos que el año presente (2021), esto es algo positivo para la toda la región, ya que al menos ésta deja de estar estancanda como lo estuvo en el año 2020.
América Latina y el Caribe forman parte de una región muy rica en recursos naturales. Dichos recursos no han sido aprovechados de la mejor manera debido a causas políticas y sociales, y los países de estas regiones no han podido salir adelante. Sin embargo, en la actualidad, estamos en un proceso de recuperación económica, en la que somos apoyados por muchos países y asociaciones. No queda de otra más que adaptarse a la situación global y reducir las tasas de pobreza al máximo.
Me gustaría cerrar este artículo con esta frase de Rafael Corona, expresidente de Ecuador: “La insultante opulencia de unos pocos en América Latina al lado de la más intolerable pobreza, son también en contra de la dignidad humana".
* Estudiante del Tecnológico de Monterrey campus Guadalajara.