A casi un mes del terremoto del 19 de septiembre, la demanda de oficinas en renta en Ciudad de México se ha incrementado entre un 25%y 30%.
A pesar de la acelerada búsqueda de los corporativos para reubicar a su personal que no pueden regresar a sus edificios porque sufrieron daños estructurales por el sismo, los precios de alquiler en la capital mexicana mantienen una moderada alza de menos del 5% en promedio.
De acuerdo a diversas variables e indicadores del sector inmobiliario, la capital soporta anualmente un promedio de 500 mil metros de espacios rentables de oficinas, pero en lo que resta de 2017 y en los próximos 2 años se tiene una batería de más de un millón de metros disponibles en el mercado.
“Se dio una situación afortunada, estamos en una ola de sobreoferta en la ciudad de México…y hemos visto una estabilidad de precios”, explica Sergio Pérez, vicepresidente de la empresa internacional CBRE en entrevista para El Sol de México.
El ejecutivo de CBRE asegura que no hay nada que regule el precio de las rentas de oficinas en esta coyuntura del temblor.“ Es un tema de oferta y demanda, no lo podría haber, es un mercado abierto…no lo hay y es un mercado muy sano, muy competitivo, en donde la oferta y la demanda son las que rigen”, explica.
El especialista inmobiliario asegura que si el espacio disponible “estuviera apretado” los precios se hubieran disparado, sin embargo la sobreoferta hizo que los precios se mantuvieran estables.
Lo que sí tuvo un repunte tras los actos de Dios del 19 de septiembre fueron los precios de las oficinas acondicionadas, los de segunda generación, con más del 15%. Estas oficinas son aquellas en donde una empresa diseñó e instaló todos sus interiores y cuando se fue los dejó en el espacio que rentaba, e incluso muchas veces con todo y muebles, que son usados por el nuevo usuario.
“Estos espacios tuvieron un incremento en renta por que la demanda subió, es decir, la urgencia de salir y encontrar un espacio, incrementó el precio”.
Regularmente, los espacios de clase A, se entregan al arrendatario en obra gris con el objetivo de que éste diseñe, instale divisiones, ductos, terminales de voz y datos, plafones y todo lo necesario para la operación de su oficina.
La demanda que vive hoy el sector inmobiliario viene de aquellas empresas que alojaban sus oficinas en edificios de clase B y clase C, ninguno de los edificios clase A en la Ciudad de México sufrió daños.
“…Hay muchas empresas y grupos que no pueden regresar a esos edificios, eso ha provocado que salgan a buscar lo que hay disponible”, dice el vicepresidente desde sus oficinas instaladas en Torre Virreyes, un edificio inteligente clase A que el vulgo bautizó como “torre Dorito”, en alusión a su diseño triangular semejante a las populares frituras de maíz.
Para la industria inmobiliaria corporativa el protegerse contra los actos de Dios es muy común. Las pólizas de seguro de los edificios contienen una cláusula llamada así, y refiere a cualquier evento natural que provoque daños al edificio y la operación de sus usuarios.
“Jurídicamente así está nombrado, todos los dueños de edificios clase A tienen un póliza de seguros que cubre no solo su patrimonio sino el patrimonio de sus inquilinos, y cubre cualquier daño o interrupción de negocio por un acto de Dios, existe y es usado mucho en el mundo corporativo esta protección contra los actos de Dios”, explica el Vicepresidente de la firma que cotiza en la Bolsa de Nueva York.
Los edificios clase A no solo tienen altas especificaciones de construcción, seguros contra los actos de Dios y certificaciones internacionales, también son los más equipados en infraestructura operacional y tecnológica, optimizan espacio, tienen ubicación privilegiada y en consecuencia son los más caros en su renta.
“Sale mucho más caro rentar edificios viejos que edificios nuevos e inteligentes. En los viejos pagas menos renta, pero ocupas más metros y el mantenimiento sale caro, entonces cuando sumas el total de lo que se paga al año, termina siendo de un 25, 30 y hasta un 40 % arriba de lo que hubieran pagado en un edificio de nueva generación o inteligente, es absurdo”, asegura Sergio Pérez. Como respuesta al sismo, Fibra Uno, uno de los Fideicomisos de Inversión en Bienes Raíces con más dinamismo en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), ofrecieron financiar acondicionamiento inmobiliario a costos muy competitivos, hasta el momento ninguna otra de las otras 11 Fibras que cotizan en la BMV han respondido con estrategias de ayuda financiera por la coyuntura del 19 de septiembre.
CBRE, que es la empresa líder en el negocio del sector corporativo e industrial inmobiliario en México, asegura que ninguno de los edificios inteligentes clase A de su cartera sufrió daños estructurales.
Reglamento del 87
Tras el sismo que azotó a la capital mexicana en 1985, las autoridades publicaron un reglamento de construcción no solo para edificar en una zona sísmica, sino con altas especificaciones de construcción.
El especialista de CBRE dice que es un buen reglamento y que aquellos edificios de oficinas y habitacionales recién construidos que resultaron dañados por el sismo del 19 de septiembre pasado fue por no respetar el reglamento y baja calidad de construcción.
“En el tema de oficinas los jugadores son muy serios, los empresarios que hacen edificios para renta, los hacen de alto nivel porque se convierten en parte de su patrimonio, olvídate del reglamento, los hacen bien porque es su legado”, detalla Pérez.