Su intención era hablar del verdadero significado de la Navidad, pero todo se le salió de control. El obispo Antonio Stagliano dijo a un grupo de niños que Santa Claus no existe. La diócesis católica de Sicilia tuvo que pedir disculpas públicamente ante los padres indignados.
SU INTENCIÓN ERA HABLAR DE SAN NICOLÁS
El reverendo Alessandro Paolino, director de comunicaciones de la diócesis de Noto, explicó que Stagliano no pretendía hacer esos comentarios, sino resaltar la historia de San Nicolás, un obispo que hizo regalos a los pobres y fue perseguido por un emperador romano.
Padres de los menores afirmaron que, durante una fiesta religiosa, Stagliano sostuvo que el hombre barbón que trae regalos no existe y que su disfraz rojo fue creado por Coca Cola para hacerse publicidad.
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"En primer lugar, en nombre del obispo, expreso mi dolor por esta declaración, que ha creado decepción en los más pequeños, y quiero precisar que las intenciones de monseñor Stagliano eran muy diferentes", escribió Paolino en el sitio de Facebook de la diócesis.
En su mensaje, también destacó la importancia de no demoler la imaginación de los niños, “sino extraer de ella buenos ejemplos que sean positivos para la vida”.
“Así, Santa Claus es una imagen eficaz para transmitir la importancia de dar, de la generosidad, de compartir. Pero cuando esta imagen pierde su significado, se ve a San Nicolás como el consumismo, el deseo de poseer, comprar, comprar y volver a comprar, entonces hay que revalorizarla dándole un nuevo significado”, añadió.
UN OBISPO CONTROVERTIDO
Mientras que varios aplaudieron el intento del obispo de centrarse en el significado católico de la Navidad, otros reprocharon a Stagliano que interfiriera en las tradiciones y celebraciones familiares, además de hacer sentir mal a los niños, que ya han vivido momentos difíciles con la pandemia.
“Usted es la demostración de que, cuando se trata de familias, niños y educación familiar, no entiende nada”, escribió una usuaria en la publicación de Facebook de la diócesis.
Hace un par de años, el obispo Antonio Stagliano también causó revuelo al denunciar que Pokemon Go era una “fábrica de muertos andantes”, que “alienaba a miles de jóvenes”, por lo que emprendería acciones legales para que el juego virtual fuera prohibido.