Aunque hoy en día suene como una anécdota casi inverosímil, lo cierto es que el impuesto por tener barba fue una realidad en dos países del “otro lado del charco”. Primero en Inglaterra y posteriormente en Rusia fue aprobado un pago que en algunos casos fue relacionado con la buena posición social de “los barbones”.
EL PRIMERO EN COBRAR POR EL PELO FACIAL
Fue en 1535 cuando el rey Enrique VIII de Inglaterra decidió que era momento de implantar un nuevo impuesto, el cobro obedecería al crecimiento de la barba.
Acorde con los registros históricos, la idea no fue considerada tan descabellada debido a que hacía alusión a que quienes portaban la barba larga lo hacían como sinónimo de una posición social acomodada, ya que era muy utilizada entre quienes tenían un título nobiliario o un alto poder adquisitivo, por lo que bien valía el sacrificio esta distinción.
Antes de su muerte, la cual ocurrió en 1547, el impuesto fue cancelado. Aunque su hija Isabel I decidió reintroducir este cobro poco después para todos aquellos con pelo facial cuyo crecimiento era mayor a dos semanas.
BARBEROS QUE AFEITABAN A TODOS
Aunque esta medida ya había sido implementada, el patriarca que pasó la historia por este gravamen fue el emperador de Rusia, Pedro I, mejor conocido como Pedro “El Grande”.
Fue coronado en 1682 y poco después, en 1698, decidió que era momento de “acabar con los barbones”, ya que siguiendo la moda de Europa creyó que era necesario erradicar esta práctica que en ese siglo fue calificada como contraria a la estética y a la higiene.
Para ello, a la entrada de San Petersburgo, se instauraron barberos que afeitaban a todos los que pretendían visitar la ciudad.
De acuerdo con los historiadores, esto generó inconformidad entre algunos cristianos ortodoxos que consideraban su barba como sinónimo de experiencia y sabiduría. A ellos se les condonó el impuesto, pero el resto de los turistas y locales sí debían pagar lo acordado.
Posterior a saldar su deuda, eran forzados a llevar una moneda con un águila rusa que se denominó “ficha de barba” en la que se leían dos frases: “la barba es una carga superflua” y “el impuesto de barba ha sido recaudado”.
Así que ya lo sabes, al momento de analizar la historia y algunos de los impuestos más extraños y extraordinarios en el mundo, no olvides mencionar que se cobraba por tener barba en Rusia e Inglaterra.