Para muchos dormir es la forma de alejarse de sus problemas por unas horas y descansar tras un día ajetreado; lamentablemente existe un grupo de personas que padece un trastorno mental llamado terrores nocturnos, que convierten las horas de sueño en lapsos de miedo.
Este fenómeno puede definirse como: episodios de gritos, miedo intenso y agitación del cuerpo mientras todavía duermes, mismos que también son llamados “miedos del sueño”, que pueden ser por unos segundos o varios minutos.
A menudo este problema ocurre en combinación con sonambulismo, una parasomnia, es decir, una experiencia no deseada durante el sueño.
El especialista en la materia, Alejandro Ramírez Padilla, informó que los terrores nocturnos afectan a casi 40% de los niños lo que no se considera una causa de preocupación, ya que la mayoría de los menores de edad los superan antes de llegar a la etapa de la adolescencia.
En el caso de los adultos el porcentaje de afectados es notoriamente más bajo, aunque con episodios más escalofriantes.
“Los terrores nocturnos pueden requerir tratamiento profesional, si causan problemas para dormir lo suficiente o suponen un riesgo de seguridad”, recomendó.
¿Son lo mismo que las pesadillas?
Los terrores nocturnos no son lo mismo que las pesadillas, porque quien tiene una pesadilla al despertar puede recordar algunos detalles; en cambio, los niños que lo padecen no suelen recordar nada de sus miedos en el sueño. Los adultos, en cambio, pueden llegar a recordar un fragmento del sueño que tuvieron durante el episodio.
“Quienes padecen este problema han manifestado que se presenta en la fase más profunda del sueño y es generalmente en niños donde más se registra, el cual presenta episodios de miedo intenso, gritos y agitación en el cuerpo mientras duerme”, dijo.
El especialista amplió que “en caso de aparecer en edad adulta, es algo no muy frecuente y suele ser preocupante ya que pueden estar relacionados con problemas emocionales como de depresión, ansiedad”.
Los terrores nocturnos suelen ocurrir entre el primer tercio y la primera mitad de la noche, y es poco frecuente que ocurran durante las siestas, mismos que pueden llegar a ocasionar sonambulismo.
Durante un episodio de terror nocturno, una persona puede llegar a comenzar a gritar, sentarse en la cama y verse asustada, mirar fijo y con los ojos muy abiertos, además de que el paciente transpira y tiene un pulso acelerado presentando las pupilas dilatadas y cara ruborizada.
Quien lo enfrenta puede llegar a patear y pegar, le es difícil despertar y si lograr hacerlo se muestra confundido y en caso extremo no recuerda el suceso a la mañana siguiente o tener pocos recuerdos de este.
¿Qué lo causa?
Los terrores nocturnos se clasifican como una parasomnia, una conducta o una experiencia no deseada durante el sueño. Son un trastorno de vigilia, lo que significa que se producen durante el sueño, recalcó Ramírez Padilla, lo cual presenta varios factores que pueden contribuir a que se presente.
Un claro ejemplo es la privación del sueño y cansancio extremo, el estrés, interrupciones en el horario para dormir, fiebre, la respiración asociada a los trastornos de sueño: un grupo de trastornos que comprenden patrones anormales de respiración durante el sueño, el más frecuente es la apnea obstructiva del sueño.
Otro es el síndrome de piernas inquietas, la ingesta de medicamentos, trastornos del estado ánimo, como la depresión y la ansiedad, además del consumo del alcohol en las personas adultas.
Según las investigaciones este trastorno mental puede ser originado por vivir periodos de estrés o tensión emocional.
Además de la privación del sueño, mantener horarios irregulares de descanso o el cansancio extremo y un dato muy importante es que aumenta el riesgo de sufrir terrores nocturnos el que existan antecedentes familiares, ya que el problema puede heredarse.
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Nuestro entrevistado explicó la gran importancia de atender este trastorno mental ya que con un tratamiento adecuado puede desaparecer en el menor tiempo posible, por lo que si descubren en algún familiar síntomas de alarma deben llevarlo con un experto.