El viernes 15 de septiembre de 1933, un huracán golpeó el puerto de Tampico , en lo que fue considerado, a nivel internacional, como “la peor catástrofe en la historia de la ciudad” . La cifra de personas fallecidas, heridas o desaparecidas a causa del fenómeno natural se contaba por millas. Se calculaba que tres cuartas partes del municipio se encontraban destruidas.
La noticia apareció en la portada del periódico “The New York Times” el martes 26 de septiembre de 1993, con el título: “Tampico en ruinas: cientos murieron en una radio de 240 kilómetros a la redonda”. El primer párrafo afirmaba “el gran puerto petrolero quedó devastado”.
Tampico bajo ley marcial
La siguiente información fue recopilada de diversas notas publicadas por “The New York Times”, del domingo 17 de septiembre hasta el domingo 15 de octubre de 1933.
Después del huracán , dos tercios de los edificios de la ciudad quedaron destruidos. Las comunicaciones se vieron interrumpidas y los servicios básicos quedaron suspendidos.
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El Hospital Civil y diversas iglesias colapsaron . Los dos tranvías de pasajeros que viajaban de Tampico, Tamaulipas, a Ciudad Cárdenas, Tabasco, se encontraban bajo el agua , al igual que el resto de la Estación de trenes.
Los ríos Pánuco y Tamesí se desbordaron, cientos de casas fueron sepultadas por los afluentes. Se abrieron refugios temporales en escuelas, edificios municipales y parques públicos, donde se ofrecían a las familias raciones de comida como tortillas, frijoles y café.
Las refinerías “Huasteca Petroleum Company”, “Águila”, “Imperio” y “Pierce Companies” estaban parcialmente destruidas .
Bajo el argumento de evitar el pánico entre la ciudadanía, se decretó en el territorio del sur de Tamaulipas un escenario de ley marcial , a cargo de Anselmo Macías, jefe de operaciones militares de Tamaulipas.
La ayuda va en camino
Después del huracán del viernes 15 de septiembre, las lluvias torrenciales se extendieron durante varios días en la región.
El domingo 8 de octubre de 1933, el New York Times reprodujo las declaraciones de Romero Ávila , presidente de Tampico, quien aseveraba: “Tenemos frío y estamos hambrientos, muchos de nosotros no tenemos ni ropa ni casa. No envíen dinero, no lo queremos. Vivimos en la calle. Por favor, envíanos pan y ropa para nosotros y para nuestros hijos”.
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Franklin Delano Roosevelt, entonces presidente de los Estados Unidos , se pronunció sobre la tragedia, afirmando que su simpatía estaba con el pueblo de México.
La Cruz Roja del país vecino destinó una aportación de 25 mil dólares para brigadas de sanidad, por medio de Josephus Daniels, embajador de la UE en la época. En tanto, la compañía “Pan American Airlines” se ofreció voluntaria para trasladar insumos médicos a la ciudad.
El sábado 14 de octubre, Abelardo Rodríguez, en ese tiempo presidente de la República, en compañía de Miguel Acosta, quien fungía como ministro de comunicaciones, visitó la región, para iniciar el plan de mejoras. Los daños materiales provocados por el fenómeno meteorológico se calcularon, en su momento, entre 10 a 12 millones de pesos.
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En 1933, a nivel internacional y nacional, se decía que “Tampico estaba en ruinas”. El número de afectados osciló, según fuentes oficiales y medios de comunicación, entre cinco mil a 20 mil personas. Sin embargo, a pesar de la catástrofe y (muy posiblemente) con el miedo a cuestas, la ciudad resistió (y prosperó).